El Papa León XIV, ante una plaza abarrotada en Castel Gandolfo, hace un llamamiento por la paz y pide por los que "sufren por la guerra"

Miles de fieles se han congregado en la plaza de la libertad, ante el Palacio Apostólico, para escuchar el rezo del Ángelus del pontífice. "El amor de Jesús socorre y nunca abandona"

El Papa León XIV saluda a los fieles en una plaza de la libertad abarrotada en Castel Gandolfo

El Papa León XIV saluda a los fieles en una plaza de la libertad abarrotada en Castel Gandolfo

Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

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En la plaza de la libertad, en la localidad de Castel Gandolfo, a 25 km de Roma, el Papa León XIV ha llevado a cabo el rezo del Ángelus en el Palacio Apostólico ante cientos de fieles que han acudido hasta este punto para escuchar las palabras del pontífice, quien ha celebrado previamente la misa en la parroquia de Santo Tomás de Villanueva, también en la localidad donde pasa unos días de vacaciones hasta el próximo 20 de julio.

Además ,ha añadido que estar "contento" de encontrarse entre todos los fieles en Castel Gandolfo y por la "calurosa bienvenida" que ha recibido. Ha recordado la beatificación que ha tenido lugar en Barcelona, la del Beato Lycarion May, un Hermano Marista suizo asesinado durante la Semana Trágica de 1909, en una ceremonia celebrada por el cardenal Marcello Semeraro, Prefecto del dicasterio para las Causas de los Santos.

La plaza de la libertad en Castel Gandolfo abarrotada de fieles mientras escuchan al Papa León XIV

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La plaza de la libertad en Castel Gandolfo abarrotada de fieles mientras escuchan al Papa León XIV

Tras saludar a todos los grupos asistentes, el Papa León XIV ha añadido que "en los meses estivos hay muchas iniciativas para trabajar con niños", lo cual ha agradecido con cariño a todos los que las hacen posible y además, ha vuelto a pedir el "no olvidarnos rezar por la paz, por todos los que se encuentran en un estado de sufrimiento y necesidad a causa de la guerra", finalizaba. 

lee aquí el texto íntegro del ángelus del domingo 13 de julio

"Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz domingo! El Evangelio de hoy comienza con una hermosa pregunta dirigida a Jesús: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?» (Lc 10,25). Estas palabras expresan un deseo constante en nuestra vida, el deseo de salvación, es decir, de una existencia libre del fracaso, del mal y de la muerte. Lo que el corazón del hombre espera se describe como un bien que se “hereda”. 

No se trata de conquistarlo por la fuerza, ni de implorarlo como siervos, ni de obtenerlo por contrato. La vida eterna, que sólo Dios puede dar, se transmite al hombre en herencia como de padre a hijo. Por eso, a nuestra pregunta, Jesús responde que para recibir el don de Dios hay que acoger su voluntad. 

Siguiendo el ejemplo de Jesús, Salvador del mundo, también nosotros estamos llamados a llevar consuelo y esperanza"

Ángelus domingo 13 de julio en Castel Gandolfo 

Como está escrito en la Ley, «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón […] y a tu prójimo como a ti mismo» (Lc 10,27; cf. Dt 6,5; Lv 19,18). Al hacerlo, correspondemos al amor del Padre: la voluntad de Dios es, de hecho, esa ley de vida que Dios practica primero con nosotros, amándonos con todo su ser en su Hijo Jesús. Hermanos y hermanas, ¡mirémoslo a Él! 

Jesús es la revelación del verdadero amor hacia Dios y hacia el hombre. Amor que se da y no posee, amor que perdona y no exige, amor que socorre y nunca abandona. En Cristo, Dios se ha hecho prójimo de cada hombre y cada mujer; por eso, cada uno de nosotros puede y debe convertirse en prójimo de quienes encuentra en el camino. Siguiendo el ejemplo de Jesús, Salvador del mundo, también nosotros estamos llamados a llevar consuelo y esperanza, especialmente a quienes están desanimados y decepcionados. 

El Papa León XIV durante el rezo del Ángelus en la plaza principal de Castel Gandolfo

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El Papa León XIV durante el rezo del Ángelus en la plaza principal de Castel Gandolfo

Por lo tanto, para vivir eternamente no es necesario engañar a la muerte, sino servir a la vida, es decir, cuidar de la existencia de los demás en el tiempo que compartimos. Esta es la ley suprema, que está por encima de cualquier norma social y le da sentido. Pidamos a la Virgen María, Madre de misericordia, que nos ayude a acoger en nuestro corazón la voluntad de Dios, que siempre es voluntad de amor y de salvación, para que seamos cada día artífices de paz .

Por lo tanto, para vivir eternamente no es necesario engañar a la muerte, sino servir a la vida, es decir, cuidar de la existencia de los demás en el tiempo que compartimos. Esta es la ley suprema, que está por encima de cualquier norma social y le da sentido. Pidamos a la Virgen María, Madre de misericordia, que nos ayude a acoger en nuestro corazón la voluntad de Dios, que siempre es voluntad de amor y de salvación, para que seamos cada día artífices de paz ".

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