El Papa León XIV pide que los sacerdotes puedan atender a los migrantes detenidos en Estados Unidos: "Nadie sabe lo que está pasando"

El Pontífice denuncia desde Castel Gandolfo la prohibición de dar la comunión en Chicago y exige diálogo urgente para frenar la escalada militar entre EE.UU. y Venezuela

León XIV

León XIV

Gonzalo de Esteban

Madrid - Publicado el

4 min lectura

En Chicago, la ciudad natal del Pontífice, las autoridades han prohibido que los sacerdotes católicos den la comunión a los migrantes detenidos. Imaginen la escena: personas que llevan décadas viviendo en Estados Unidos, que han trabajado honradamente, criado a sus hijos, pagado sus impuestos, de repente son arrestadas y encerradas. Familias enteras separadas sin explicación, sin saber qué será de ellos, y encima les niegan hasta el consuelo de rezar, de recibir la comunión en el momento más oscuro de sus vidas.

León XIV recurrió al Evangelio de Mateo, capítulo 25, donde Jesús deja claro que al final de nuestros días seremos juzgados por una pregunta muy simple: "¿Cómo habéis acogido al extranjero? ¿Lo habéis acogido y recibido o no?". No es teología abstracta, es la pregunta más humana que existe. "Muchas personas que han vivido durante años y años sin causar nunca problemas se han visto profundamente afectadas por lo que está sucediendo en este momento", denunció el Papa, señalando directamente a las autoridades estadounidenses que están convirtiendo la migración en una cacería inhumana.

Pero lo que más le duele al Santo Padre es la crueldad añadida: "Muchas veces han estado separadas de sus familias durante mucho tiempo, nadie sabe lo que está pasando". Madres que no saben dónde están sus hijos, padres encerrados sin poder abrazar a sus familias, abuelos deportados después de 30 años viviendo en el mismo barrio. Y en medio de ese sufrimiento, les prohíben que un sacerdote les dé la comunión, les niegan sus "necesidades espirituales" que, como exigió el Papa, "deben ser respetadas". León XIV fue claro: invita urgentemente a las autoridades a permitir que los agentes pastorales atiendan a estas personas. Porque estamos hablando de seres humanos con alma, con dignidad, con derecho a no ser tratados como criminales por buscar una vida mejor.

Audiencia del Santo Padre León XIV a los representantes de los medios de comunicación

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 Buques de guerra en Venezuela: "Con la violencia no ganamos"  

Minutos antes de salir a hablar con los periodistas, León XIV había leído una noticia alarmante: buques de guerra estadounidenses se acercan cada vez más a las costas de Venezuela. El escenario es explosivo: bajo la excusa de combatir el narcotráfico, Estados Unidos ha desplegado marines en el Caribe y la tensión militar crece por horas, amenazando con desatar lo que el propio Papa llamó una nueva "guerra fría" en toda América Latina.

"Creo que con la violencia no ganamos", sentenció León XIV mirando directamente a las cámaras, como si quisiera que su mensaje llegara a cada hogar, a cada familia que teme por la paz. El Papa fue rotundo: "Lo que hay que hacer es buscar el diálogo, buscar una forma justa de encontrar soluciones a los problemas que puedan existir en algún país". No estamos hablando de un conflicto lejano: si estalla la violencia en el Caribe, miles de familias venezolanas, colombianas, caribeñas y estadounidenses perderán a sus hijos en una guerra que nadie quiere. Detrás de cada decisión militar hay madres que no quieren recibir un ataúd con bandera, hay niños que no quieren quedarse huérfanos.

Vista de edificios destruidos en una guerra. EFE/ Mohammed Saber

edificios destruidos en una guerra

 De Gaza a las muertes en el trabajo  

El Santo Padre también habló de Oriente Medio, donde la tregua firmada el pasado 10 de octubre está "muy frágil" y al borde del colapso. Los nuevos ataques israelíes en Gaza, las provocaciones de los colonos en la Explanada de las Mezquitas y los asaltos a aldeas en Cisjordania han puesto en jaque cualquier esperanza de paz. León XIV no se guardó nada: "Israel dijo una cosa y luego, a veces, hace otra", una acusación pública y directa al gobierno israelí por incumplir sistemáticamente los acuerdos. El Papa insistió en que hay que "trabajar juntos por la justicia para todos los pueblos", porque tanto palestinos como israelíes merecen vivir sin bombas, sin terror, con futuro para sus hijos.

Y antes de despedirse y regresar al Vaticano, León XIV dedicó sus últimas palabras a algo que nos toca muy de cerca: las muertes en el trabajo. Recordó al obrero de 66 años que perdió la vida en el derrumbe de la Torre dei Conti en Roma, una tragedia más en la interminable lista de "muertes blancas". "Es un derecho del ser humano tener un trabajo digno, en el que también pueda ganar dinero para el bien de su familia", recalcó el Papa con firmeza. Un trabajo donde puedas volver a casa cada noche, donde no tengas que despedirte de tu familia por la mañana sin saber si volverás. El próximo Jubileo del Mundo del Trabajo, prometió León XIV, será para "dar un poco de esperanza e intentar unir fuerzas para encontrar soluciones y no solo comentar los problemas".

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