El martirio del misionero de Guipúzcoa Alejandro Labaka Ugarte, que podría ser beatificado por el Papa León XIV
Miembro de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, Labaka fue un firme defensor de los derechos humanos de las culturas indígenas en el Amazonas

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El misionero español Alejandro Labaka Ugarte, activista por los derechos humanos de las culturas indígenas y la protección de sus territorios, está más cerca de ser beato, después de que el Papa León XIV haya aprobado el primer paso de su beatificación, al igual que la colombiana Inés Arango Velásquez, ambos asesinados violentamente en la selva amazónica de Ecuador.
Así lo ha confirmado la Santa Sede después de que el Pontífice americano haya recibido este jueves en audiencia al prefecto del Dicasterio de la Causa de los Santos, Marcello Semeraro, y firmara varios decretos que reconocen "la oferta de la vida" de los dos religiosos, así como "las virtudes heroicas" del obispo indio Matteo Makil.
Se trata de las primeras medidas en el proceso para canonizaciones de Robert Prevost desde que fue elegido Sucesor de Pedro el pasado 8 de mayo.
La labor misionera de Labaka Ugarte en la selva amazónica
Labaka Ugarte, conocido con el nombre religioso de Manuel de Beizama, nació en 1920 en la localidad vasca de Beizama (Guipúzcoa) y murió en 1987 en la zona de Tigüino, en la Amazonía ecuatoriana.
Destacó como eclesiástico y misionero católico en Ecuador, fue miembro de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos y vicario apostólico de Agarico, hasta que murió acribillado por lanzas al entrar en contacto con un pueblo indígena de una región aislada de la Amazonía.
Tras un breve período en España, fue destinado a la misión de Ecuador en marzo de 1954. Fue enviado a la Amazonía ecuatoriana, donde los misioneros capuchinos habían establecido una misión en medio de la selva. El 22 de enero de 1965, fue nombrado prefecto apostólico de Aguarico.
En 1967 obtuvo la nacionalidad ecuatoriana, lo que le permitió trabajar en la selva amazónica y desarrollar su labor misionera con mayor libertad.
El martirio de Labaka Ugarte
La labor de Labaka en la Amazonía se volvió cada vez más peligrosa con el tiempo, a medida que las tensiones entre los Huaorani y las empresas petroleras crecían.
El 21 de julio de 1987, Labaka y la hermana colombiana Inés Arango, que compartía su misión, decidieron emprender un último viaje para entrar en contacto con los Tagaeri, con la esperanza de protegerlos del creciente avance de las compañías petroleras y otros intrusos. A pesar de las advertencias sobre los peligros que implicaba este encuentro, Labaka y Arango fueron llevados en helicóptero a una apartada región de la Amazonía donde vivía el pueblo indígena con la intención de mediar entre ellos y el mundo exterior.
Fueron acogidos por las mujeres y los niños. Más tarde llegaron los adultos cazadores y decidieron asesinarlos, ya que los percibieron como una amenaza. Los religiosos, fueron confundidos, al parecer, con empleados o los dueños de una compañía petrolera instalada en la zona.
Arango fue testigo de la cruel muerte de Labaka, quien fue sometido al brutal ritual de recibir 17 lanzas de chonta y sufrir ochenta heridas.
El legado de Labaka sigue siendo una gran fuente de inspiración para los misioneros como defensor de los derechos humanos y activistas ambientales. Su vida y muerte reflejan su compromiso con el respeto a las culturas indígenas y la protección de sus territorios, siendo recordado como el 'apóstol de los Huaorani'.