La Iglesia de Cuba pide al régimen liberar a los detenidos de las protestas de julio: "No beneficia a nadie"

En un comunicado de la Conferencia Episcopal cubana, reclaman un diálogo "civilizado" que permita implementar los cambios necesarios y acabar con el clima de tensión en el país

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Los obispos católicos de Cuba han reclamado un diálogo “armónico y civilizado' para implementar los cambios necesarios y tener un gesto de indulgencia con los detenidos tras las protestas contra el régimen del pasado 11 de julio.

En un mensaje publicado en la página de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, los prelados expresan que han constatado el aumento de un "clima de tensión y confrontación" en el país que, a su juicio, "no es saludable ni beneficia a nadie".

Así aluden a una marcha pacífica convocada por la plataforma opositora Archipiélago para el próximo 15 de noviembre, con el fin de reclamar la liberación de los presos políticos y la no violencia, que el Gobierno ha considerado ilícita y le atribuye propósitos "subversivos" y la búsqueda de un "cambio de régimen" en Cuba.

La jerarquía católica cubana considera que "urge, cada vez más, la implicación de los cubanos en un proyecto de nación que involucre y motive a todos; que tenga en cuenta las diferencias, sin exclusiones ni marginaciones".

"Es imprescindible la implementación de los cambios necesarios, tan largamente deseados, que favorezcan una vida digna y feliz para todos los hijos, aquí, en esta tierra nuestra", afirman los obispos.

También estiman que hace falta "implementar mecanismos donde, sin temor a intimidación y represalias, toda persona pueda ser escuchada y se encaucen las insatisfacciones ante las duras realidades cotidianas que agobian a tantos, especialmente a los más empobrecidos y vulnerables".

Exhortan "a todos a que no escatimemos esfuerzos para que se allanen los caminos del entendimiento, la reconciliación y la paz; de tal modo que las diversas propuestas sobre el destino presente y futuro de nuestro país, encuentren un ámbito de cordura, tolerancia y concordia".

En esa línea proponen que se establezca un diálogo "armónico y civilizado en el cual se puedan encontrar las mejores soluciones a los problemas que nos atañen".

"Toda persona merece estima y reconocimiento de su dignidad, por su condición de ser humano e hijo de Dios, por ser ciudadano libre, sujeto de derechos y deberes", señalan.

Asimismo consideran que "todo cubano debería poder expresar y compartir libremente y con respeto, sus opiniones personales, su pensamiento o sus convicciones, incluso cuando disienta de la mayoría".

El episcopado cubano descalifica "cualquier acto de violencia entre nosotros, ya sea física, verbal o sicológica", porque cree que "hiere gravemente el alma de la nación cubana y contribuye todavía más al pesar, al sufrimiento y a la tristeza de nuestras familias".

Además se pronuncia en favor de "un gesto de indulgencia para los que aún permanecen detenidos por los acontecimientos del pasado verano" que "agradecerían tantas familias cubanas y la misma Iglesia", y en su opinión "disminuiría la tensión social".

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