¿Quién es el líder chiita Al-Sistani y por qué es histórica su reunión con el Papa Francisco?

Son muy pocas las fotografías que existen del gran ayatolá Ali Al Sistani, uno de los clérigos chiíes más influyentes, referente moral de millones de seguidores en todo el mundo

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Son muy pocas las fotografías que existen del gran ayatolá Ali Al Sistani, uno de los clérigos chiíes más influyentes, referente moral de millones de seguidores en todo el mundo. Pese a su avanzada edad y sus precarias condiciones de salud, se le considera un factor de estabilidad en Irak.

En las pocas imágenes publicadas sorprende su rostro adusto y serio, siempre con un turbante negro, distintivo de los líderes islámicos chiitas y signo acreditativo de su linaje como descendiente de Mahoma.

El Papa Francisco y Al Sistani no se habían encontrado nunca antes. El ayatolá apenas se ha movido de Irak, y hasta el momento ningún Papa había puesto un pie en este país.

Los analistas internacionales le consideran una persona clave en la región desde el final de la Guerra de Irak y su encuentro con el Papa Francisco podría marcar la culminación de un largo intercambio de muestras de cercanía y respeto hacia los cristianos.

Desde hace mucho tiempo Al Sistani vive casi recluido en su casa de Nayaf, a pocos pasos de la mezquita del Imam Ali, uno de los lugares más sagrados del islam chií. A punto de cumplir 91 años el próximo mes de agosto, su guía espiritual ha sido muy apreciada por la moderación y búsqueda de equilibrio entre las distintas facciones de un país tan convulso.

En noviembre de 2019, cuando el país se vio sacudido por las manifestaciones callejeras, Al Sistani pidió al gobierno que atendiera las reclamaciones legítimas que realizaba el pueblo iraquí. En aquella ocasión el propio patriarca caldeo Louis Raphael Sako expresó públicamente su total acuerdo con Al Sistani. Siempre ha mostrado su lado moderado, nunca ha fomentado la violencia y ha condenado cualquier tipo de atentado que golpee y divida al país.

Ese mismo año el ayatolá pidió que se investigaran los crímenes que los milicianos yihadistas habían perpetrado contra los cristianos en Mosul, los yazidíes en Sinjar, y los turcomanos en Tal Afar.

Además, ha apoyado decididamente distintas iniciativas para favorecer el regreso de los cristianos caldeos, sirios y asirios a sus hogares y pueblos dispersos en la llanura de Nínive. Siempre ha reiterado que había que preservar la presencia de las comunidades cristianas, condenando cualquier tipo de violencia hacia ellos.

Paralelamente una y otra vez ha instado a los chiíes a no responder a los atentados que los extremistas suníes les dirigen cada cierto tiempo.

El encuentro del Papa Francisco con al-Sistani cerraría el círculo. Una vez puesto en marcha un acercamiento con los musulmanes sunitas, llega el momento de hacerlo con los chiitas.

Según algunos analistas, serviría además para señalar al pueblo iraquí que el Papa respalda el ala no violenta y más espiritual del mundo musulmán.

El encuentro privado con el Papa ha tenido lugar en una “Hawza”, un importante seminario del mundo chií en la que los clérigos más destacados reciben su formación intelectual y religiosa.

El futuro de esta Hawza de Najaf cuando muera Al Sistani es incierto. En estos momentos no existe un claro sucesor, ni un líder con tanta capacidad de movilización como Al Sistani.

¿Sabes cuáles son las diferencias entre los musulmanes chiitas y sunitas?

El islam es la segunda religión más importante en cuanto a número de creyentes: en un cálculo aproximado se estima que hay más de 1.800 millones de musulmanes en todo el mundo.

Su origen hay que situarlo en la península Arábiga durante el siglo VII con el profeta Mahoma. Mahoma murió sin descendencia masculina en el año 632 y su muerte desencadenó una lucha de poder por el derecho a liderar a los musulmanes que, en cierta forma, continua hasta el día de hoy.

Los chiitas eran partidarios de que el líder fuera Alí, primo y yerno de Mahoma (estaba casado con Fátima, la hija del profeta), mientras que los sunitas defendían que quien estuviera al frente de los musulmanes tendría que ser elegido por la mayoría de la comunidad. A esta diferencia principal hay que sumar otras importantes de carácter doctrinal.

Alí murió asesinado durante las guerras de poder que se desataron después de la muerte del profeta. A sus hijos, Hassan y Hussein, también se les negó el derecho de sucesión. Desde entonces, los chiitas reclaman su papel como líderes del islam por ser los descendientes de la familia del profeta.

Aunque los sunitas y los chiitas comparten creencias y prácticas religiosas, es cierto que se diferencian en muchos otros aspectos, como los rituales, las leyes, los fundamentos de la teología y la organización de sus comunidades.

Los sunitas son el grupo mayoritario entre los musulmanes: cerca del 90% de la población musulmana en todo el mundo pertenece a esta rama. Se les considera la rama más tradicional del islam.

El nombre de sunitas proviene de la Sunna, la colección de enseñanzas, dichos y actos atribuidos al profeta Mahoma y que han sido transmitidos de forma oral a lo largo de los siglos.

Los chiitas constituyen cerca del 10% de los musulmanes que existen en el mundo. Tienen una jerarquía de clérigos que defienden una interpretación más abierta de los textos islámicos.

Muchos de los conflictos y guerras de Oriente Medio tienen su origen en la división entre sunitas y chiitas. El enfrentamiento entre estas dos ramas del islam ha provocado guerras civiles en países como Siria, Irak, Yemen y el Líbano, donde la población se ha visto gravemente afectada.

A esto se añade la escalada de tensión entre las dos grandes potencias que lideran los dos bloques del islam: Arabia Saudí, cuya monarquía es sunita, e Irán, gobernado por líderes chiitas.

Datos Biográficos del Ayatolah Al Sistani

Sayid Alí Huseini Sistani nació en 1930 en Mashad, un importante centro religioso en Irán. La mayor parte de su vida, no obstante, la ha pasado en la ciudad iraquí de Nayaf, una de las ciudades santas chiíes y sede del seminario chií más importante del mundo.

Tras una vida dedicada a la teología, Sistani se convirtió en 1992 en gran ayatolá, el más alto escalafón de la jerarquía eclesiástica chií.

En la actualidad, Al Sistani forma parte de los cuarenta grandes ayatolás reconocidos en todo el mundo y, probablemente, es el que acumula mayor número de seguidores e influencia. Tradicionalmente, el clero chií ha sido económicamente independiente del Estado: a diferencia de los suníes, los chiíes suelen entregar la limosna islámica, el zakat, a sus clérigos de referencia. Esto les permite una relativa libertad de acción y, en el caso de ayatolás prestigiosos como AL Sistani, la posibilidad de realizar obras benéficas en favor de su pueblo.

A pesar de su edad y de estar delicado del corazón, Al Sistani sigue recibiendo visitas casi a diario y sus colaboradores están conectados con una extensa red de seguidores en todo el mundo.

Preocupa la ausencia de una figura de su talla para, llegado el día, sucederle. Son muchos los que están convencidos de que, sin su voz en favor de la moderación, la paz y la tolerancia, Irak sería un país mucho más sangriento.

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