Los salesianos llevan esperanza a jóvenes sin hogar que viven en prisiones de África

Según la agencia de las Naciones Unidas para la Infancia, cerca del 92% de los 26 millones de habitantes de Madagascar viven por debajo del umbral de la pobreza

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Cada semana, los miembros del Instituto Religioso de los Salesianos de Don Bosco (SDB) de Madagascar, visitan a los jóvenes de la calle que viven en los centros penitenciarios locales para llevarles a Cristo y ofrecerles una “segunda oportunidad” para superar la pobreza. El 3 de febrero, Mission Newswire, el servicio de información de las Misiones Salesianas que sostienen la obra de la SDB en Madagascar, envió a ACI África, agencia del Grupo ACI, un informe donde explican el apoyo espiritual y material que llevan a más de 100 jóvenes en las prisiones locales.

Les explicaron que por invitación de las autoridades penitenciarias de Anjanamasina, un suburbio dentro de la Arquidiócesis de Antananarivo, y con apoyo de la Misión Don Bosco en Turín (Italia), cada domingo y días festivos católicos, los misioneros salesianos van a las prisiones para ayudar a los jóvenes “a sentirse amados e importantes para alguien, no una carga que dejar a un lado”.

En cada encuentro, los misioneros celebran Misa, brindan los sacramentos, dan catequesis y realizan “proyectos religiosos y educativos especiales”. Asimismo, “distribuyen alimentos y ofrecen actividades musicales, teatrales y deportivas”. El padre Gus Baek, director de Misiones Salesianas, que apoya desde Estados Unidos a la misión en Madagascar, dijo que los jóvenes están en las prisiones “porque vivían en la calle” a causa de la pobreza y afirmó que “merecen una segunda oportunidad en la vida”. Es por ello que “los salesianos ayudan a los jóvenes con su crecimiento espiritual, apoyo social y les brindan esperanza para un futuro mejor”, señaló.

En el informe se explica que los jóvenes que no tenían un hogar y vivían en las calles fueron enviados a los centros reeducativos para rehabilitarse, pero en lugar de ello, terminaron viviendo en un entorno similar a un centro penitenciario donde incluso comparten espacio con reclusos.

Para la institución salesiana, el creciente número de jóvenes sin hogar en Madagascar se debe a la pobreza y a la falta de educación. Indicaron que “muchas familias no pueden permitirse el lujo de cuidar a sus hijos”, y que “la educación se considera una idea posterior a la de satisfacer las necesidades básicas”. Según UNICEF, cerca del 92% de los 26 millones de habitantes de Madagascar viven por debajo del umbral de la pobreza.

La institución salesiana no solo brinda ayuda a los jóvenes en las prisiones, sino que también “operan escuelas primarias, intermedias y secundarias en todo el país” para romper el ciclo de la pobreza y desesperanza. “El enfoque de las escuelas salesianas es brindar oportunidades educativas, aumentar la alfabetización y sentar las bases para la educación mucho más allá de la educación obligatoria en el país”, indicaron en el informe. “El acceso a la educación y la formación en habilidades sociales y para la vida anima a los graduados a encontrar un empleo asalariado digno, lo que rompe con el ciclo de la pobreza”, concluyeron.

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