Los obispos de Cuba alertan sobre la «ideología de género» del nuevo Código de las Familias

El texto legal redactado y aprobado por la Asamblea Nacional debe ser ratificado ahora por los ciudadanos en consulta popular

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Los obispos cubanos han hecho público un mensaje en el que analizan los pros y contras del nuevo Código de las Familias que, aprobado en su día por la Asamblea Nacional, debe ser ahora validado en referéndum por la ciudadanía. La cita con las urnas está prevista para este 25 de septiembre.

El pronunciamiento de la Conferencia Episcopal, dado a conocer este martes 13 de septiembre, advierte a los fieles católicos, y a todos aquellos ciudadanos a los que pueda interesar, sobre distintos aspectos de «ideología de género» que contiene el texto que se somete a escrutinio. Así, por ejemplo, se hace constar que no beneficia en nada a la familia la posibilidad de que los menores de edad puedan someterse a procesos clínico-quirúrgicos irreversibles sobre su identidad sin la autorización de sus padres; o la adopción de niños por parte de parejas homosexuales; o la llamada «gestación solidaria» (vientres de alquiler); o el desplazamiento y deformación del matrimonio entre un hombre y una mujer, «base natural de la familia», para dar paso a otras maneras de convivencia construidas legalmente.

«Vemos con desilusión —dicen al respecto— que estas y otras propuestas que resultaron notoriamente cuestionadas por parte de la sociedad, siguen intactas en el Código que ahora se presenta a referendo». El episcopado

La jerarquía episcopal lamenta asimismo que los ciudadanos no puedan tener acceso a otras opiniones más allá de la campaña de información de los medios oficiales. «Para que el voto sea tal, se requiera contar con pluralidad de información que permita al ciudadano asumir su propia decisión», se constata. «La información, al fluir en un solo sentido, sin otros contrapesos, opera como un factor condicionante, y el voto que de la misma manera se derive expresará, necesaria e inevitablemente, una voluntad condicionada».

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Aspectos positivos

Los obispos, no obstante, ven algunos aspectos positivos en el Código que debe reemplazar al Código de la Familia de 1975. Es el caso, por ejemplo, de «la precisión con que se rechaza la violencia en el seno de la familia», «la manera en que se recogen y protegen los derechos de los abuelos» y «el modo en que se inserta el cuidado de los ancianos, personas en situación de discapacidad y vulnerables». «También vemos con beneplácito —añaden— que se reconozca lo establecido en la Convención sobre los Derechos del Niño y que, en diversos ámbitos, se manifieste explícitamente la obligación de dar alimento y cuidar a los que se queden en situaciones desfavorables y durante el embarazo»

El mensaje, que en ningún momento insta a votar a favor o en contra, sí pide a los cubanos, «creyentes o no», que lo hagan en función de lo que «les dicte su conciencia, su fe, sus convicciones y principios» y pensando en las generaciones futuras. Y les recuerda que si el Código fuese rechazado en las urnas debería elaborarse uno nuevo que podría recoger lo bueno de este y adecuar sus aspectos polémicos «al sentir mayoritario del pueblo y a los principios morales» legados por los padres fundadores de la Patria.

El Comité Permanente de la Conferencia Episcopal ya hizo pública en febrero una declaración en la que recordaba que la mayoría de los cubanos ya se mostró partidario en los debates previos a la redacción de la actual Constitución de 2019 sobre la definición del matrimonio como la unión de un hombre y una mujer. En ese texto ya mostró su preocupación por la inclusión en el nuevo Código de Familia de la «ideología de género». «La aceptación tácita de la ideología de género en algo tan importante como un código que regula la vida familiar —dijeron entonces los obispos— abriría el espacio para que, en otros ámbitos, como por ejemplo, la escuela, se adoctrine a los hijos, sin el consentimiento de los padres, en ideas y posturas que se contraponen a aquellas que los padres, en conciencia, son las que quieren que asimilen sus hijos, porque son las que ellos sostienen en virtud de su formación humana y las legítimas tradiciones culturales y concepciones religiosas».

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