Los desgarradores testimonios de dos adolescentes de Ucrania y Rusia protagonizan el Viacrucis del Coliseo

El Papa Francisco, que ha estado ausente en el Viacrucis para protegerse del frío en Roma, ha querido que la proclamación de la paz haya protagonizado las 14 meditaciones

Los desgarradores testimonios de dos adolescentes de Ucrania y Rusia protagonizan el Viacrucis del Coliseo

Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Dos adolescentes de Ucrania y Rusia han protagonizado el Via Crucis de este Viernes en el Coliseo de Roma, con la que el Papa Francisco (ausente físicamente para protegerse del frío) ha llamado a reflexionar sobre las consecuencias de la guerra que desde hace más de un año sufre el pueblo del este europeo, y proclamar la paz.

Se trata de la meditación correspondiente a la décima estación, que rememora el momento en el que Jesús es despojado de sus vestiduras justo antes de ser crucificado.

El chico ucraniano explicaba cómo emigró con su familia el año pasado a Italia desde la ciudad de Mariúpol, pero su padre fue detenido por los soldados ucranianos en la frontera para obligarlo combatir. "Al llegar a Italia yo estaba triste. Sentí que me despojaban de todo; que estaba completamente desnudo. No conocía la lengua y no tenía ningún amigo", remarcaba.

ctv-3su-coliseo-2

Finalmente, la familia decidió volver a Ucrania, a pesar de que el conflicto no ha acabado y su ciudad está destruida. "Pero en el corazón me quedó esa certeza de la que me hablaba la abuela cuando yo lloraba: "Verás que todo pasará. Y con la ayuda del buen Dios volverá la paz", ha exclamado.

Por su parte, el joven ruso ha declarado experimentar "casi un sentimiento de culpa" por su nacionalidad: "Hace dos años que veo llorar a mi abuela y a mi madre. Una carta nos comunicó que mi hermano mayor había muerto. Lo recuerdo todavía el día en que cumplió 18 años, sonriente y brillante como el sol, y todo eso sólo algunas semanas antes de partir a un largo viaje. Todos nos decían que debíamos estar orgullosos, pero en casa sólo había sufrimiento y tristeza. Lo mismo pasó con mi padre y mi abuelo; también partieron y no sabemos nada de ellos. Uno de mis compañeros de la escuela, con mucho miedo, me dijo al oído que hay guerra. Al volver a casa escribí una oración: Jesús, por favor, haz que haya paz en todo el mundo y que todos podamos ser hermanos", ha relatado el joven.

De esta manera, el obispo de Roma ha querido que las catorce meditaciones que integran el Viacrucis y que recorren la subida de Jesús al Calvario, la Pasión, la Muerte y la deposición en el sepulcro las escribieran personas que claman por la paz.

ctv-dyc-coliseo

El drama de la inmigración, también protagonista en el Viacrucis

El drama de los migrantes también ha cobrado vida en la meditación de la segunda estación que evoca el momento en el que Jesús tiene que cargar con la cruz. Un migrante de África occidental ha narrado su particular 'Via Crucis', que le condujo hasta un centro de detención en Libia.

"Después de trece días de viaje llegamos al desierto y lo atravesamos en ocho días, topándonos con coches quemados, bidones de agua vacíos, cadáveres de personas, hasta llegar a Libia. El que todavía debía dinero a los traficantes por la travesía fue encerrado y torturado hasta que pagó. Algunos perdieron la vida, otros la razón. Me prometieron que me pondrían en un barco rumbo a Europa, pero los viajes fueron cancelados y no recuperamos el dinero. Allí estaban en guerra y llegamos al punto de ya no prestas atención a la violencia ni a las balas perdidas. Encontré trabajo como estucador para pagar otro viaje".

El joven ha narrado cómo finalmente se echó al Mar Mediterráneo "con más de cien personas en una balsa inflable" y que, tras una larga navegación, finalmente fueron rescatados por una embarcación italiana que los deportó nuevamente a Libia.

"Allí estuvimos encerrados en un centro de detención, el peor lugar del mundo. Diez meses después estaba nuevamente en una barca. La primera noche hubo marejada, cuatro cayeron al mar, logramos salvar a dos. Me dormí esperando morir.Al despertarme, vi junto a mí personas que me sonreían. Unos pescadores tunecinos pidieron ayuda, la barca atracó y unas ONG nos dió comida, ropa y cobijo. Trabajé para pagar otro viaje. Era la sexta vez; después de tres días en el mar llegué a Malta. Permanecí en un centro durante seis meses y allí perdí la razón; cada tarde preguntaba a Dios por qué, ¿por qué hombres como nosotros deben considerarnos enemigos? Muchas personas que huyen de la guerra cargan cruces similares a la mía", ha concluido.

No es la primera vez que un Papa no acude al Viacrucis

Francisco, que fue dado de alta de una bronquitis la pasada semana tras días de ingreso en el Gemelli, ha optado por evitar el frío que se preveía en Roma en la noche de este Viernes Santo y seguir el Viacrucis desde su residencia de Santa Marta.

No es la primera vez que un Pontífice se ausenta. La última vez ocurrió en 2005, cuando Juan Pablo II siguió por televisión el Viacrucis. Pocos días más tarde fallecía.

Temas relacionados

nuestros programas

ECCLESIA ALVARO SAEZ

Ecclesia

Con Álvaro Sáez

Domingos a las 13:00h