Los capellanes militares de Ucrania se movilizan para sanar las heridas invisibles de la guerra: "El que lo ha vivido nunca volverá a casa igual"

El Departamento de Capellanía Militar de la Iglesia Greco-católica ha asumido el desafío de sanar esas heridas invisibles en un acompañamiento que se caracteriza por ser humano y espiritual

Capellán

Redacción Religión

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La guerra deja marcas profundas, no solo en los campos de batalla, sino también en los corazones de quienes la enfrentan y de quienes esperan en casa. En Ucrania, el Departamento de Capellanía Militar de la Iglesia Greco-católica ha asumido el desafío de sanar esas heridas invisibles.

Bohdan Manyshyn, obispo auxiliar de la Eparquía de Stryi y jefe de dicho departamento, subraya el papel esencial de los capellanes en este difícil contexto: “Hoy, los capellanes, así como los voluntarios, los médicos y las familias de militares, nos encontramos en la línea divisoria entre la paz y la guerra”.

La intervención de Manyshyn, realizada tras la conclusión del reciente Sínodo de los Obispos de la Iglesia greco-católica ucraniana en Roma, pone en el centro la urgencia de un acompañamiento humano y espiritual. “Una persona que ha vivido una guerra nunca volverá a casa igual”, afirma.

Sin embargo, añade, “puede transformar esta profunda experiencia en una que busque la paz”.

Iniciativas para acompañar el duelo

Uno de los proyectos más representativos es 'Mujeres Héroes', dirigido por Natalia Dubchak, exsoldado y madre de un combatiente caído. Este programa incluye encuentros, formación y creación de redes comunitarias. “Ya existen más de veintisiete comunidades de estos círculos familiares”, explica el obispo, señalando que la clave es crear espacios donde el dolor pueda compartirse y superarse. “Buscamos métodos y enfoques para ayudar a estas personas a sanar las heridas de la guerra, a darse tiempo para superar el duelo”, ha expresado.

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El acompañamiento también llega a quienes han perdido a sus seres queridos o no tienen noticias de ellos. Desde 2016, la Eparquía organiza iniciativas para recaudar fondos destinados a terapia psicológica, grupos de apoyo y peregrinaciones. “Es importante que los familiares de los soldados sientan que su sacrificio no es en vano”, recalca Manyshyn. “Queremos ser parte de su vida y sentirnos parte de su sacrificio. Un sacrificio que no es en vano”.

La fe como camino hacia la esperanza

La dimensión espiritual es central en este proceso. “Nadie puede escapar del sufrimiento, pero quien considera la fe como una relación con Dios puede prepararse para cruzar el umbral de la esperanza”, recuerda el obispo, citando a Juan Pablo II. Frente al dolor, la fe no anula el duelo, pero le da un sentido. “Todo sufrimiento es el nacimiento de algo nuevo… si no le encontramos sentido, caemos en la desesperación”.

El mensaje de la Capellanía es claro: no dejar a nadie solo. “A menudo, simplemente estar ahí es suficiente”, concluye Monseñor Manyshyn, recordando que el acompañamiento no siempre requiere grandes gestos, sino presencia, escucha y compasión.

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