Las Siervas de María, una presencia sanadora que acompaña a los enfermos: "Nos enseñan que estar simplemente ahí, en silencio, también es sanación"

José Luis Méndez, director del Área de Salud de la Conferencia Episcopal Española, explica en TRECE el valor insustituible del acompañamiento espiritual que realizan estas religiosas

Las Siervas de María prestando atención a las personas enfermas

Las Siervas de María prestando atención a las personas enfermas

Borja Cuñado

Publicado el - Actualizado

2 min lectura

En un mundo donde la atención sanitaria está cada vez más medicalizada y automatizada, las Siervas de María ofrecen una respuesta profundamente humana y espiritual al sufrimiento. Su labor no se limita a lo físico: entran en silencio en las habitaciones de los enfermos durante la noche, los toman de la mano y los acompañan no solo en el cuerpo, sino en el alma. "Su sola presencia hace visible que hay alguien para quien el enfermo sigue siendo valioso, incluso cuando él ya no lo percibe", afirmó José Luis Méndez.

Estas religiosas, cuyo carisma se centra en la atención nocturna a enfermos, realizan una labor gratuita y desinteresada, motivada por su fe. Según Méndez, que también es médico, su acompañamiento espiritual tiene un impacto real en la evolución del paciente: "Uno se ahorra lo que no está escrito en calmantes y sedantes, porque cambia el modo de vivir la enfermedad".

Una medicina que no viene en pastillas

Las Siervas de María no administran fármacos, pero ofrecen algo igual de necesario: consuelo, compañía y dignidad. "Cuando una persona comienza a tener una enfermedad limitante, no solo se pregunta por su curación, sino por el sentido de lo que está viviendo", explicó Méndez en TRECE. La respuesta, dice, está en "la esperanza cristiana" y en saber que el sufrimiento, unido a Cristo, tiene un valor profundo.

Esa dimensión espiritual, tan olvidada en muchos entornos hospitalarios, puede marcar la diferencia. "Cuando alguien siente que su dolor tiene sentido, sufre de otra manera. La enfermedad no desaparece, pero se transforma", señaló. Las religiosas no llegan con discursos, sino con gestos: se sientan, escuchan, preguntan cómo estás. "Esas visitas que no van a tomar constantes, sino a mirar al corazón, valen más que muchos tratamientos", dijo.

Además, destacó que este tipo de acompañamiento debería inspirar a todo el sistema de salud. "La atención sanitaria no puede limitarse a protocolos. Necesita humanidad, presencia y mirada. Justo eso que estas mujeres hacen cada noche", remarcó.

Morir acompañado no tiene precio

Una de las mayores tragedias silenciosas del presente es la soledad en el momento de la muerte. Méndez lo expresó con claridad: "Hoy mueren muchas personas solas en hospitales. Las Siervas de María nos enseñan que estar simplemente ahí, en silencio, también es sanación".

Para muchas personas en sus últimos días, sentir una mano amiga o una voz cercana puede ser el último consuelo. "Esa ronda nocturna en la que entran sin hacer ruido, con el único objetivo de estar, tiene un valor incalculable", expresó.

El ejemplo de estas religiosas también se extiende a miles de voluntarios que, inspirados por su testimonio, visitan hospitales y residencias. "Ellas nos recuerdan que no hay tecnología que sustituya el calor de una presencia creyente, de alguien que ve en ti a Cristo", concluyó.

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