Las mujeres esperan hasta los 40 para ser madres: "Sin esperanza en el futuro no hay ganas de tener hijos"
La precariedad económica, la incertidumbre y la fragilidad de los vínculos personales se identifican como las principales causas de la caída de la natalidad en el país

Embarazo
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La maternidad tardía se ha convertido en una de las mayores preocupaciones demográficas de España. Las cifras no mienten: 14 años consecutivos de caída en la natalidad, con el número medio de hijos por mujer reduciéndose hasta un preocupante 1,12 en 2024, según el Instituto Nacional de Estadística. Más alarmante aún: los nacimientos de madres de 40 años o más han crecido casi un 20% en la última década, mientras la edad para ser madre se sitúa cada vez más allá de los 35 años, la franja que los expertos establecen como punto de corte entre embarazos jóvenes y de edad avanzada.
Este fenómeno está provocando un fuerte impacto económico y social en el país, con consecuencias que van desde el envejecimiento acelerado de la población hasta la pérdida de vitalidad demográfica. La llamada "generación en pausa" enfrenta múltiples obstáculos: precariedad laboral, carestía de la vida, incapacidad para emanciparse y la aparente incompatibilidad entre una carrera profesional próspera y la maternidad. Pero hay más: los expertos señalan factores morales que trascienden lo económico.
La incertidumbre insana, el pesimismo generalizado y la falta de esperanza en un proyecto compartido están detrás de esta crisis demográfica que amenaza el futuro del país. Incluso hay parejas que utilizan hojas de Excel para calcular cuántos hijos pueden tener, queriendo controlarlo todo antes de los nueve meses de gestación.

la clave olvidada de la maternidad
Dolores López, profesora de Geografía Humana de la Universidad de Navarra y experta en demografía con un máster y tesis sobre mortalidad y envejecimiento, visitó el programa 'Ecclesia al día' de TRECE para analizar este preocupante panorama. López identifica un factor crucial que muchas veces se pasa por alto: "La esperanza es creer que el amor es posible" y esta esperanza se vive de manera mucho más real cuando existe un proyecto compartido.
Según la última Encuesta de Fecundidad del INE, una de las principales causas para no tener los hijos deseados es precisamente la falta de proyecto compartido: "La pareja con la que estoy no quiere tener hijos" o "no he encontrado a la persona idónea". Esta fragilidad en las relaciones, esta visión dialéctica entre varón y mujer que contamina sin darnos cuenta, rompe la continuidad generacional y dificulta enormemente la decisión de ser padres. López cita un estudio del CSIC que demuestra cómo cuando el varón se involucra en las tareas del hogar, la probabilidad de tener un hijo aumenta, y cuando el padre participa en el cuidado del bebé, la probabilidad de darle un hermano se multiplica.

Las familias son cada vez más pequeñas
"El único mundo indigno de un niño es un mundo en el que no hay niños", sentencia López, describiendo el círculo vicioso en el que España está atrapada. Un mundo sin niños es un mundo más triste, miedoso y desesperanzado. Las familias son cada vez más pequeñas, los abuelos llegan tarde a la experiencia de serlo, y la sociedad pierde vitalidad. Las consecuencias médicas también son evidentes: mayor infertilidad, más complicaciones en el embarazo y menor fuerza anímica para afrontar los retos de la crianza.
La experta propone soluciones concretas: cultivar la gratitud como antídoto contra el individualismo, crear estructuras de apoyo intergeneracional, replantear la rapidez con la que vivimos y, sobre todo, hacer que lo importante vuelva a ser importante. "Nunca hemos tenido un nivel de calidad de vida tan alto y nunca hemos sido tan infelices", reflexiona López, invitando a la sociedad española a recuperar la esperanza en el amor compartido y en la belleza de construir un futuro con niños.





