José Aumente, sobre la Jornada "Enjugar las lágrimas": "Queremos dar una palabra de aliento y de esperanza"

Lo que quiere la Pastoral de la Carretera es llegar a las personas que han perdido en accidente de tráfico a un ser querido, o que ellos mismos han sido víctimas en primera persona

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Este martes se celebra la Jornada “Enjugar las lágrimas, promovida desde el departamento de Pastoral de la Carretera. El objetivo de esta jornada es acompañar, rezar y dar una palabra de aliento y de esperanza a las personas que viven con las secuelas de haber sufrido un accidente de tráfico y a las familias que han perdido a un ser querido en la carretera.



El origen de esta jornada se remonta al año 2016, celebrándose por primera vez con motivo del Año de la Misericordia. Con motivo de esta Jornada, los responsables de la Pastoral de la carretera en las diócesis celebran, en torno a este día, una Eucaristía junto a los afectados, asociaciones de víctimas y autoridades relacionadas con la Seguridad Vial.

El director del Departamento de Pastoral de la Carretera, José Aumente, ha indicado que lo que se pretende es “llegar a las personas que han perdido en accidente de tráfico a un ser querido, o que ellos mismos han sido víctimas en primera persona y han quedado, mejor o peor parados, para el resto de sus días. Ciertamente también debemos acoger a las demás personas que pasan por un mal momento, sin hacer distinción del origen de sus lágrimas”.

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Acompañar y dar aliento

Aumente ha explicado que “se trata de acompañar y dar una palabra de aliento y de esperanza a los vivos que, no obstante el tiempo transcurrido, siguen sufriendo como el primer día del accidente, suyo o de un ser querido. Es un día especial donde resulta fácil reconocer el rostro materno de la Iglesia”.

El pasado mes de octubre, el Papa Francisco se dirigió hacia el Departamento organizador de esta jornada, y les indicó que le alegraba saber "que desde el Departamento de Pastoral de la Carretera estén promoviendo un ejercicio ciudadano capaz de incentivar la cultura del cuidado”.

Aumente ha finalizado su intervención exponiendo que “no debemos olvidar nunca que somos el rostro visible de la “Iglesia Madre” y la madre, cuando un hijo ha perdido a un ser querido o sufrido un accidente grave, se vuelca en atenciones y cariño. Invocamos la protección sobre nuestros hermanos conductores a Nuestra Señora, la Virgen de la Prudencia y a San Cristóbal”.

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