La Iglesia ensalza la labor de los trabajadores del mar y alerta de los peligros a los que se enfrentan en su día a día

Este miércoles, 16 de julio, es la festividad de la Virgen del Carmen, jornada en el que la Iglesia celebra el 'Día de las Gentes del Mar' bajo el lema 'María, guía y esperanza nuestra'

Stella Maris

José Melero Campos

Publicado el - Actualizado

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Este miércoles, 16 de julio, es la festividad de la Virgen del Carmen, jornada en el que la Iglesia celebra el Día de las Gentes del Mar, dedicada a quienes viven y trabajan en el mar. Bajo el lema 'María, guía y esperanza nuestra', esta edición se enmarca en el camino hacia el Jubileo 2025.

La iniciativa está organizada por el departamento Stella Maris (Apostolado del Mar), perteneciente a la Subcomisión para las Migraciones y la Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal.

Su objetivo es rendir homenaje a la labor silenciosa pero vital de marineros, pescadores, trabajadores portuarios y sus familias, que día a día enfrentan las inclemencias del mar y los desafíos sociales y laborales asociados a este sector.

María, faro de esperanza para quienes navegan

En su mensaje para esta jornada, el obispo de Tui Vigo, Antonio Valín, ha destacado el papel fundamental de la Virgen como faro espiritual y guía para las gentes del mar. “Vosotros, que conocéis de cerca la incertidumbre de las travesías, la fuerza de las mareas y la fragilidad de la vida en el mar, sabéis también lo que significa confiar en una presencia que acompaña, protege y sostiene”, subraya.

Valín invita a redescubrir la esperanza a través de los signos de los tiempos, como ya propuso el Papa Francisco. “Estamos llamados a escrutar a fondo esos signos e interpretarlos a la luz del Evangelio”, recuerda, e insiste en que todos los cristianos están llamados a ser signos tangibles de esperanza para los demás.

Retos humanos, sociales y ecológicos del mundo marítimo

El obispo de Tui Vigo también hace hincapié en los numerosos desafíos que afrontan hoy las personas vinculadas al mar. Entre ellos, menciona la salud mental de los trabajadores, la seguridad a bordo, la regulación laboral, la mejora de las condiciones en las embarcaciones y la alta siniestralidad que aún persiste en el sector.

Valín exhorta a la Iglesia y a la sociedad a alzar la voz “proféticamente” para poner a la persona en el centro, por encima de la productividad o el beneficio económico. “Se trata de recuperar la dignidad personal, laboral y familiar de quienes viven del mar, y de salir a su encuentro en todas sus dimensiones”, afirma.

Además, lanza un llamado urgente a la conversión ecológica, como medio para cuidar la “casa común” y enfrentar juntos los desafíos medioambientales que afectan tanto a los océanos como a las comunidades costeras. Solo mediante un compromiso colectivo —añade— será posible construir el bien común y ser, de verdad, instrumentos de esperanza para el mundo.

Finalmente, el obispo dirige su agradecimiento a todos los que trabajan en el mar, a sus familias, y a quienes velan por su seguridad o les ofrecen apoyo espiritual y humano en los puertos. “Sois signos tangibles de esperanza en medio de nuestra Iglesia y de nuestro mundo”, concluye su mensaje.

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