La Iglesia celebra el Día de las gentes del mar y recuerda que "dan mucho" y "merecen más atención"

El Apostolado del Mar realiza un servicio en favor de la gente de mar y sus familias: "Las jornadas son largas y los ritmos de trabajo cada vez más estresantes"

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Desde el año 1975, el segundo domingo de julio la Iglesia celebra el 'Domingo del Mar'. En España se celebra el 16 de julio, coincidiendo con la fiesta de la Virgen del Carmen, patrona de las gentes del mar. Una fiesta que da la oportunidad a toda la comunidad católica de rezar por todos aquellos que hacen posible que tengamos los bienes de los que nos servimos cada día.

Dan mucho, merecen más” es el lema de este año con un contenido, afirma el obispo promotor del Apostolado del Mar, Luis Quinteiro Fiuza, “bien elocuente: la gente de mar da mucho”. El mundo de la pesca, la marina mercante con el transporte de mercancías o el tráfico de pasajeros avalan que el trabajo de la gente del mar “proporciona mucho bienestar a la población mundial”.



Y ¿cómo se les protege? Se pregunta Quinteiro. La respuesta está en los convenios internacionales, “que son instrumentos muy importantes que ayudan al bienestar de la gente de mar”. Sin embargo, lamenta, “de un lado buscan garantizar mínimos y, por otro lado, en la práctica, su aplicación no siempre es la más adecuada”.

El también obispo de Tui-Vigo resalta la exigencia del trabajo en el mar, “en muchos casos peligroso, como muestran lamentablemente los accidentes que, especialmente en la pesca, todos los años se producen. Las jornadas son largas y los ritmos de trabajo cada vez más estresantes”. Sin embargo, “nos encontramos con que la sociedad los valora muy poco”.



“La gente del mar merece mucho más”

Ante esta situación, Quinteiro reclama que “la gente del mar merece mucho más: merece más atención, seguridad física y laboral, una acogida humana cuando llegan a puerto, un contacto lo más fluido posible con sus familias, suficientes vacaciones y salarios acordes a sus circunstancias de vida y trabajo”.

También denuncia que “la globalización, la proliferación de barcos bajo bandera de conveniencia, la entrada masiva de marinos y pescadores de países del Tercer Mundo, con menores pretensiones salariales, han traído un retroceso general de las condiciones laborales de la gente de mar”.

En medio de esta situación, la Iglesia celebra la fiesta de la Virgen del Carmen, que “se vive con auténtica devoción popular, como nos lo demuestran las innumerables procesiones marineras que se producen a lo largo de la costa española. Cualquier puerto, por pequeño que sea, quiere honrar a su patrona”. Los pescadores salen con sus barcos engalanados para "¡que todos la vean!”.



“Rindamos homenaje a la gente de mar”

“Celebrémoslo con alegría, hagamos fiesta” señala Quinteiro, pero al mismo tiempo, “rindamos homenaje a la gente de mar” que “ha sufrido y sufre aún en parte las consecuencias de la guerra de Ucrania. Muchos marinos han visto cómo sus familias huían y huyen a otros países, con dificultades para comunicarse con ellos y con la incertidumbre de no saber cuándo y dónde volver a reunirse”.

El prelado propone hacer una breve reflexión sobre la vulnerabilidad de la gente de mar y sobre lo necesitados que están de asistencia y de ayuda para salir del aislamiento que frecuentemente sufren.

El Apostolado del Mar, desde sus inicios, como destacó el cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, realiza un servicio en favor de la gente de mar y sus familias. Y particularmente en estos últimos años en los que la pandemia y el conflicto en Ucrania han “exacerbado las condiciones laborales de la gente de mar, a menudo privada de sus derechos y dignidad”.

Por eso, Quinteiro resalta la importancia de que en los puertos haya un servicio de asistencia a las tripulaciones, “que se tengan en cuenta sus necesidades humanas, así como las de los pescadores, y que se vele por su dignidad”. La Organización Internacional del Trabajo lo indica y la Organización Marítima Internacional repite una y otra vez “que el bienestar de las gentes del mar es también básico para el buen funcionamiento del tráfico marítimo. De esas personas vulnerables depende, en gran medida, el abastecimiento de nuestra sociedad y el desplazamiento de muchas personas”.

El prelado concluye pidiendo a la Virgen del Carmen que las gentes del mar y sus familias “reciban una mayor atención general a sus necesidades, recordando siempre que: «dan mucho, merecen más».”

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En datos

La Iglesia Católica presta su asistencia a la gente del mar a través de Stella Maris, Apostolado del Mar. Su objetivo es ofrecer al marino “un hogar lejos del hogar” y atenderles en sus necesidades sociales, culturales, laborales y espirituales. Además de la atención a sus familias, especialmente en el caso de poblaciones marineras.

Una de las actividades principales es la visita a los barcos durante el tiempo que están en puerto. Se contacta con las tripulaciones para ponerse a su disposición y saber sus necesidades. En los puertos pesqueros se presta atención a los pescadores y sus familias.



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