La historia de Jorja Perea: futura beata y madre del nuevo obispo auxiliar de Getafe

Conoce la historia de esta mujer sencilla y humilde, de la puerta de al lado, porque sus vecinos sabían ya que ella era una santa por su caridad, su amor al prójimo y a Dios

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La historia de Jorja es una historia sencilla, humilde, de Santa de la puerta de ala lado. Porque sus vecinos sabían ya que ella era una santa por su caridad, su amor al prójimo y a Dios en medio de las pequeñas y grandes adversidades de lo cotidiano.

Un sentir que ahora se traduce en la apertura de la causa de beatificación que podría llevar a los altares a esta madre de familia de Villanueva de Alcadacete, que sufrió, entre otros muchos avatares, el horror de la guerra civil, el hambre de posguerra o la pérdida de dos hijos.

Su historia

Jorja Perea García nació en 1928, huérfana de padre y madre. Cuando era niña dedicó toda su vida a trabajar en el campo y estar en el pueblo. Se casó a los 25 años con Cándido y del matrimonio nacieron cinco hijos. Uno de ellos es José María Avendaño Perea, vicario general y para el clero de la diócesis de Getafe.

En un tiempo en el que la Iglesia continúa dándole protagonismo al papel del laico en la sociedad. Esta madre que vivió su vida con sencillez en un pueblo de la Mancha, forma parte de ese pueblo santo de Dios, del que tanto habla el Papa Francisco. Personas que no han venido a brillar, sino a servir y que, pese a que no han hecho mucho ruido, han hecho mucho bien.

Jorja Perea murió en 2015 por una neumonía que le había generado un infarto cerebral. Fue al mes de fallecer, cuando se le empiezan a atribuir favores gracias a la gente que la conocía. El entonces obispo auxiliar de Getafe, José Rico Pavés, fue quien animó a José María Avendaño, nombrado este 30 de septiembre obispo auxiliar de Getafe, a que contase al mundo el testimonio de personas con una fe sencilla como la de su propia madre.

Un sentimiento emotivo y emocionado por parte del hijo hacia su madre que vive con profundidad este proceso de los santos de la puerta de al lado, que iluminan nuestro caminar como laicos y que contribuyen a no cesarán el ánimo de seguir anunciando a Dios en la plaza pública, en nuestro entorno y a nuestros contemporáneos.

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