Del radical ateísmo a la peregrinación en la JMJ: "Hay que levantarse y ponerse en camino"

Pablo se convirtió en la JMJ de Lisboa en 2023. A través de la invitación de su novia para acudir a la peregrinación mundial ha pasado de ser ateo a recibir la Primera Comunión.

Del radical ateísmo a la peregrinación en la JMJ: "Hay que levantarse y ponerse en camino"

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Pablo Olmedo es un joven de 24 años perteneciente a la pastoral universitaria de Murcia. Es estudiante de doctorado y trabajador social. En COPE nos contaba que él, durante su infancia, jamás recibió una educación religiosa y tampoco llegó a hacer en ningún momento con sus compañeros la Primera Comunión.

No creía en Dios

Durante su adolescencia fue ateo y materialista convencido, negaba todo lo que tuviera que ver con lo trascendente, para él la ciencia todo lo explicaba. Nos decía que el mundo actual le hacía pensar que se podía tener todo bajo control, conocerlo todo por nuestras propias fuerzas. Estaba metido en el mundo de la fiesta y lo superficial, hasta que, a los 17 años, comenzó a interesarse por la filosofía y comenzó a leer a algunos autores que le provocaron plantearse sus convicciones. Uno de estos autores fue Santo Tomás de Aquino.

"Fue como renacer"

El verdadero cambio llegó cuando su novia le propuso ir a la JMJ. Nos contaba que al principio no era consciente de dónde se estaba metiendo, estaba acompañando a su novia, pensaba que se trataba de un simple evento. Comenzaron unas catequesis, momentos de rezar juntos el rosario en el autobús de camino a Lisboa, y Pablo nos contaba que para él no fue fácil el comienzo del viaje, tuvo que fiarse incluso cuando no veía. De pronto, llegaron a la misa de acogida del Papa y se vio rodeado de 2 millones de jóvenes de distintos países. Fue ahí donde según nos cuenta pudo: “Ver gente de todos los países, lo grande que es la Iglesia y lo pequeño que era yo me hizo darme cuenta de que yo quería vivir con la misma comunidad que ellos. Fue como renacer”.

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Pablo reflexionando se daba cuenta de los siguiente: “La gente que no cree se piensa que lo sabe todo, quería no creer porque pensaba que todo estaba en la ciencia, pero lo cierto es que me he dado cuenta de que esas garantías no son verdaderas, que hay algo más en la vida. Leyendo la biblia me di cuenta de que encontraba más respuestas en la JMJ que en todo lo que el mundo me había propuesto.”

La Alegría

El sí de Pablo a la JMJ se mantuvo porque el señor se lo concedió y porque el grupo de amigos con el que fue le sostuvo. Nos decía en COPE: “Éramos un grupo de cinco, ahora somos más de veinte, somos de la pastoral universitaria de Murcia. Ese sí se mantuvo por la alegría de la gente en Lisboa. Allí me encontré una comunidad absoluta, una alegría que nunca había visto, pensé que quería ser uno de ellos.”

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Los frutos se fueron manifestando de forma clara en las amistades que iban surgiendo, la relación con su novia, la cual era la misma, pero ahora apoyada en Cristo. Pero el fruto más conmovedor de todos fue cuando Pablo tomó la decisión de recibir la Primera Comunión. Lo que le movió al sacramento fue la alegría que había permanecido en el tiempo tras acudir a Lisboa y el lema de la propia JMJ que le cambió la vida: “María se levantó y partió sin demora”. Tal y como dice el lema, nos contaba en COPE que él se puso en camino tras haber experimentado la grandeza de la fe y la fuerza que a él le proporcionó. Nos decía: “Los jóvenes del mundo nos hemos puesto en camino, algunas veces es lo fácil quedarnos quietos, pero hay que levantarse y ponerse en camino.”

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