Sexto susurro. No lo soporto
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El ser humano tiene una facilidad atávica para agarrarse con fuerza a los sentimientos que causan dolor. Es como si la alegría, la esperanza, el amor y la felicidad fueran algo que, solo en determinados momentos y en pequeña cantidad, nos pudiéramos consentir sin darnos cuenta que todo eso es contrario al plan que Dios tiene para nosotros. No podemos evitar sentir miedo, angustia o desesperación, sin embargo, en esos procesos es cuando la esperanza brilla como un faro, lejano algunas veces, pero seguro al señalar el puerto. Accede a contenidos adicionales en: cope.es/susurros
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