Seguro que la palabra te suena extraña: “xenotrasplante”. ¿Qué es? Se llama así a un trasplante que se ha hace entre dos especies distintas. Y hoy se habla de ellos por el trasplante que se ha hecho de un corazón de un cerdo a un persona de 57 años que tenía una enfermedad cardíaca. Es un hito para la medicina. Ha ocurrido en Estados Unidos. El afortunado se llama David Bennett. Se había quedado sin opciones para un trasplante normal y corriente porque rechazaba sistemáticamente cualquier donación.

El donante (el cerdo), estaba modificado genéticamente para eliminar toda esas proteínas que harían incompatible el trasplante. Todavía es muy pronto para saber si el procedimiento logrará prolongar la vida de David Bennet pero, sin duda, es un avance enorme en la larga búsqueda de poder llegar a trasplantar algún día órganos de origen animal y así, salvar vidas humanas.

Este es el primer trasplante que se realiza de corazón pero no el único que se ha hecho. Un hospital de Nueva York consiguió en el pasado mes de octubre trasplantar temporalmente el riñón de un cerdo, también modificado genéticamente, a un cuerpo humano. Y funcionó, aunque solo durante 54 horas. La paciente, era una mujer que se encontraba en muerte cerebral. En la operación, dirigida por el cirujano Robert Montgomery, se implantó el riñón de cerdo en el muslo izquierdo de la mujer, para tener el órgano a la vista y poder monitorizarlo con facilidad. La orina comenzó a brotar en cuanto la sangre humana fluyó por el órgano porcino.El encargado de llevar esa operación adelante fue el doctor Robert Montgomery

La pregunta ahora es hacia donde nos dirigimos. ¿Veremos en un futuro trasplantes entre especies distintas como algo cotidiano? ¿Qué equipos están desarrollando esta tecnología de los xenotrasplantes? Y, sobre, todo, ¿a qué dilemas éticos nos enfrentamos?

De todo ello hemos hablado en Mediodía COPE con Nicolás Jouve, catedrático emérito de genética en la Universidad de Alcalá y miembro de comité de Bioética.

Él nos ha contado que, de momento, este tipo de operaciones “no son un futuro cercano”, básicamente porque “no es posible hacerlo con todas las especies”. En este sentido ha señalado que de lograrse sería un gran avance científico cuyo único dilema ético “es la seguridad”.