Celtas Cortos cantaban aquello de: "Cuéntame un cuento y verás que contento me voy a la cama y tengo lindos sueños".

Los cuentos siempre han sido cosas de niños y de padres (también de abuelos, al menos de los míos). ¿Qué padre o madre no ha dormido a sus hijos contándole o leyéndole un cuento?

Recuerdo a una de mis abuelas, haciéndome cosquillas por la espalda a la misma vez que me contaba, con su forma única de contarLa Cenicienta, las dudas de aquella chica -que había perdido el zapato en su huida porque iba a ser medianoche y tenía que regresar a casa-, sobre si era ella, la dueña del precioso zapato de cristal a quien buscaba el príncipe.

Para mí, escuchar una y otra vez aquel cuento, era emocionante a la vez que tranquilizador, una forma de soñar despierta a la vez que mis ojos se iban cerrando poco a poco. Hoy diría que lo que hacía mi abuela conmigo era terapéutico.

¿Qué nos aporta un cuento?

Tamara Chubarovsky es pedagoga y especialista en el estudio de los cuentos como herramienta educativa, "si cuidadosamente elegimos los contenidos podemos aportar coraje, la capacidad de transitar experiencias, formarse un objetivo, ver cómo los personajes afrontan dificultades, aportan confianza, coraje, también ejemplos concretos de como a través de la paciencia se puede ayudar a otros", explica en Mediodía COPE.

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Porque los cuentos son "mucho más que entretenimiento y ayudan a los niños en su desarrollo", afirma Tamara que compara contar un cuento con la comida "se trata de escoger un cuento y que las imágenes nutran cuerpo y alma del niño".

Leer cuentos favorece el desarrollo cognitivo de un bebé prematuro

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Incluso, los cuentos contribuyen al desarrollo cognitivo y neurológico de los bebés, aun prematuros. La ciencia ha demostrado que cuando los papás o las mamás leen cuentos a sus bebés que han nacido mucho antes de cumplir los 9 meses de gestación, en el cerebro del pequeño se genera una mayor actividad cerebral, sobre todo del área del lenguaje.

Además, les ayuda a tener menos ansiedad y a reforzar el vínculo con sus papás "de forma similar a lo que ocurre en el útero durante el embarazo".

Es lo que hace Carlos con León, cada rato que tiene va a ver al pequeño al Hospital para tenerlo en brazos y leerle, contarle, cuentos.

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Mejora la conducta y emociones de un enfermo de alzhéimer

Y si es una evidencia científica que leer cuentos a los bebés prematuros les proporciona importantes beneficios para la salud, hacerlo con personas mayores y enfermos de alzhéimer "focaliza su atención y mejora su estado anímico", asegura en Mediodía COPE,Olga Ocejo, neuropsicóloga del Centro Residencial Almudena, en Rincón de la Victoria, en Málaga.

Olga lleva 20 años trabajando con los residentes de este centro y tiene demostrado que los cuentos les ayudan a calmarse si les viene una crisis, les permiten gestionar el estrés, y les sirven para ejercitar la concentración y la memoria.

En personas con alzhéimer "hemos observado que mejora sus emociones y la conducta".

Los cuentos no son elegidos al azar, "les pregunto qué les apetece escuchar, qué tipo de cuento, dependiendo de la estación del año, si es San Valentín un cuento de amor o si es Navidad...", relata Olga que cuando termina la actividad, "evalúo la efectividad del mismo y a partir de ahí, llego aparte de su biografía, cómo les contaban a ellos los cuentos, en qué lugares, cuáles".

El día de los cuentos es una vez a la semana, Olga sabe que no es suficiente, pero necesario, "generalmente mantienen la atención, es cierto que tengo que reconducir varias veces porque algunos se dispersan un poquito, pero bien", admite.

A la hora de elegir títulos "se decantan por los cuentos clásicos que son los que llevan en su memoria, pero les añado actuales, los clásicos les ayudan a recordar, pero yo les aporto nuevas historias", concluye.