Este martes se cumple justo un mes desde el asalto que lo cambió todo en Oriente Próximo. 30 días y un balance aterrador de una guerra entre Israel y Hamás que no tiene precedentes en ningún otro conflicto armado: 10.000 palestinos y más de 1.400 isaelíes muertos en un mes. Además, un millón y medio de gazatíes han tenido que abandonar sus casas y la crisis humanitaria que se vive en la Franja es tremenda.

Todo comenzó en la madrugada del pasado 7 de octubre. Por sorpresa, los terroristas de Hamás atacaron duramente dos escenarios: un festival de música y las granjas o kibutzs en los que viven miles de familias judías junto a la frontera de Gaza. Allí violaron, torturaron y asesinaron a familias al completo. Hay secuestradas también más de 200 personas, de los que a día de hoy prácticamente no hay noticias. Luego llegó, como ya se sabe, la respuesta de Israel a estos brutales ataques.

En uno de esos kibutzs vive Yafi Shpirer, una argentina que lleva 46 años residiendo a 20 kilómetros de la franja de Gaza, junto a otras 200 familias. Dice que están acostumbrándose como pueden a esta nueva realidad, sumidos en el conflicto. “Es como vivir en un espacio paralelo”, cuenta en Mediodía COPE esta argentina.

Su marido es israelí, razón por la que Yafi lleva ya muchos años viviendo en comunidad y luchando por la paz en la zona, como ya explicaba en Mediodía COPE hace unas semanas. Pero nunca se imaginaba lo que se ha desencadenado en este último mes. “Tampoco quise imaginármelo. No quiero acostumbrarme a que esta tiene que ser la realidad que tengo que vivir. Todavía, como hace un mes atrás, tengo tanta desesperación y tanta venganza que no puedo reconectarme con mis propios valores".

¿Cómo es la convivencia entre palestinos e israelíes de a pie en pleno conflicto?

Sin duda, fue durísimo el episodio que les tocó sufrir en su propia casa el pasado 7 de octubre. En su kibutz viven con ellos 15 obreros palestinos. A raíz del conflicto ha habido un cierto despertar de nuevo de un odio antisemita en su zona pegada a la Franja y, en general, roces entre los palestinos y los israelíes de a pie, tal y como confirma Yafi. “A los tres o cuatro días que hablamos la otra vez, la policía se llevó a todos estos obreros palestinos, los sacaron de nuestro kibutz y desgraciadamente, con todo el dolor de mi alma y la vergüenza de que haya pasado en mi comunidad, fueron desalojados y no sabemos dónde están”. Denuncia que nadie les ha querido dar información al respecto, aunque Yafi imagina que estarán en algún tipo de cárcel. “Si en algún momento van a querer hacer un trueque de rehenes, los van a usar para eso”.

Ella se siente avergonzada por la situación, pero reconoce que hay gente de su comunidad que se sentía amenazada por la presencia de estos palestinos en su hogar. El motivo principal es que en otros kibutzs otros operarios palestinos filtraron la información de quiénes vivían en cada casa de estas comunidades para planear los asaltos.

Un alto el fuego que nunca llega

La ONU ha pedido un alto el fuego humanitario. La ofensiva diplomática de distintos países como EEUU se ha intensificado mucho en las últimas semanas, pero Netanyahu no lo ve viable mientras no se libere a los rehenes. Ha habido un intento de alto el fuego, apunta esta argentina, pero Hamás bombardeó las zonas a las que se tenía previsto movilizar a los civiles para boicotearlo.

Yafi no espera que se termine consiguiendo algo con estas conversaciones. “Lo peor es la incertidumbre porque realmente no tenemos ni la seguridad de que eso pase ni la certeza de que ningún tipo de intervención internacional pueda protegernos". Por el momento, en su comunidad, como en tantas otras, solo les queda intentar vivir día a día entre todo este caos y con la esperanza de que se llegue a algún tipo de tregua a corto plazo.