Se llama Ángel y tiene cuatro años. Él es el motivo de alegría para los vecinos de Paúles de Sarsa, en Huesca. Allí la preocupación se ciñe sobre la escuela, amenazada de cierre por los problemas de despoblación en la zona. "Hace siete años, que no entraba ningún alumno nuevo en el cole”, explica el director y maestro del centro, José María Santos.

En 2019, el Ayuntamiento de Aínsa-Sobrarbe emitió un bando para incentivar el traslado de familias con hijos a la zona mediante ayudas económicas porque en siete años no había nacido nadie en los 13 pueblos adscritos al centro. Y pese a la alegría de la nueva incorporación de Ángel, el peligro continúa porque tres de los cinco alumnos escolarizados en Paúles de Sarsa, dejarán el centro el año que viene porque tienen que asistir al instituto.

Sin embargo, José María se muestra positivo porque “hay dos nacidos más en la zona y otro en camino, aunque todavía muy chiquitines”. La solución para el director del centro pasa por “incluir, tal y como se puede hacer en Aragón, un aula de dos años. Con lo cual, podría mantenerse en el colegio”. En la comunidad aragonesa, el ratio mínimo de alumnos es de 4 niños por escuela. De implantarse la escolarización anticipada, el centro de Paúles de Sarsa tendría opciones de mantenerse. De hecho, un total de 25 escuelas rurales de Aragón cuentan con esta característica.

En total cinco alumnos empezarán el colegio en el centro oscense y deberán hacer frente a las medidas de prevención del coronavirus. “Es una única clase con todos los alumnos de infantil y primaria”, en la que sin duda les resultará sencillo ejecutar el nuevo protocolo. “El de cumplir las distancias no es nuestro problema, aunque tenemos que actuar acorde a toda la normativa del Gobierno de Aragón”, comenta José María.