Sofía Buera: ''Ni en el mejor de los after han tenido un millón y medio de asistentes''

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La llegada del verano suele venir acompañada de un buen número de festivales de música por toda Europa. Miles de personas van de un lado a otro siguiendo a sus grupos favoritos, acampando a la intemperie y haciendo kilómetros. Estos festivales son un gran reclamo para los jóvenes en sus vacaciones de verano.

Pero ninguno de estos grandes festivales que tan de moda están últimamente, consigue lo que consigue la Jornada Mundial de la Juventud: reunir a un millón y medio de jóvenes en el evento católico más multitudinario de mundo.

Ni en el mejor de los after han tenido alguna vez la audiencia y el publico que había ayer a las 7 de la mañana. Un millón y medio de personas de decenas de nacionalidades. Todos ellos se congregaron a las orillas del Tajo, en el Campo de Gracia, para escuchar las palabras del Papa.

De ese millón y medio, casi 100.000 eran españoles. Puede parecer poco, pero es la nacionalidad líder de la JMJ de Lisboa y hay más de 130 nacionalidades.

La llegada de los cientos de miles de jóvenes que han acudido al encuentro han dejado imágenes como la de los 200 mil fieles que, como si de un gran concierto se tratase, se reunieron al encuentro del Papa y rezaron un rosario en el santuario de Fátima. O la gran explanada en Lisboa donde los jóvenes instalaron sus tiendas de campaña. Decenas de hectáreas convertidas en camping durante los días en que ha durado la Jornada.

Una imagen para el recuerdo, la dedicación de cientos de miles de personas que deciden destinar sus vacaciones a este encuentro. A hacer ruido y dar voz al catolicismo. Una nueva JMJ que demuestra que a los jóvenes del mundo les interesa encontrarse con el Papa, dedicar tiempo a la oración y trabajar en su relación con Dios.

El popular cántico, “esta es la juventud del papa”, ha vuelto a ser lo más coreado en una JMJ que ha superado con creces todas las expectativas del gobierno luso. Jamás creyeron que iba a superar el millón de asistentes y, como te decía, un millón y medio recibieron la Misa que ha echado el cierre de la Jornada Mundial de la Juventud.

La homilía fue improvisada, Francisco se saltó el guion para dejar un mensaje recuperado del Pontificado de Juan Pablo II: “no tengáis miedo”. Miedo a avanzar, a crecer y a demostrar que efectivamente, la llamada de Dios mueve más masas que cualquier festival de música de verano.

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