Protegidos por la fe, comprometidos con la vida en la carretera
El inicio del tiempo veraniego se convierte en época de grandes desplazamientos en carretera. Con este motivo celebramos la Jornada de Responsabilidad en el Tráfico con el lema “El Señor te bendiga y te proteja, y colme tu esperanza”. Mario Alcudia reflexiona sobre la necesidad de cultivar virtudes como la prudencia y la paciencia al volante, así como la importancia de pedir al Señor que proteja a los conductores en sus desplazamientos

PROTEGIDOS POR LA FE, COMPROMETIDOS CON LA VIDA EN LA CARRETERA |FIRMA MARIO ALCUDIA
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Este fin de semana que coincide para muchos con el inicio de su periodo vacacional, cuando son muchos los desplazamientos que se van a producir por carretera, la Iglesia nos invita a celebrar la 57 Jornada de Responsabilidad en el Tráfico, con el lema “El Señor te bendiga y te proteja y colme tu esperanza”. La celebración se enmarca, además, en torno a la festividad de san Cristóbal, patrono de los conductores y transportistas, que conmemoraremos el próximo jueves.
Una jornada significativa que trata de invitarnos a la reflexión y subrayar el valor de la responsabilidad en la conducción, que va más allá del cumplimiento de la normativa civil, y que debe traducirse en un verdadero testimonio de amor al prójimo.
Muy especialmente se nos invita a poner en práctica al volante como la paciencia, la prudencia y la templanza para una convivencia segura en la Carretera, porque bien sabemos de esa otra cara amarga, cuando ocurre una desgracia, donde esta pastoral trata de humanizar el dolor en los accidentes, acompañando a las víctimas y a las familias.
Las carreteras son un espacio donde cada día se cruzan miles de vidas. Por eso en esta Jornada se hace un llamamiento a huir de conductas que pongan en peligro la vida. Una invitación a que la fe ilumine nuestras actitudes y comportamientos, promoviendo así al volante una verdadera cultura de la vida y del cuidado mutuo.
Y junto a esa templanza en lo personal, otro elemento fundamental es la oración y la gratitud a Dios para que oriente nuestra conducta; pedir antes de partir la bendición del Señor y la intercesión de santa María de la Prudencia y san Cristóbal, poniendo así nuestros desplazamientos en manos del Señor para que illumine y guíe nuestro viaje.