Sister Corazón

Acabo de conocer la historia de la hermana Corazón Salazar, una empresaria filipina que abrazó la vida consagrada y fundó la orden de las misioneras de María Reina del Cielo, que se dedica a salvar a chicas jóvenes, también a niñas, de la esclavitud sexual.

Comenzaron en 1996 en la diócesis de Cebú y llegan a aldeas remotas en una de las zonas del mundo con mayor explotación de niñas y jóvenes como prostitutas. Muchas caen presas de auténticos torturadores que recorren las zonas rurales y prometen a sus padres "un buen trabajo en la ciudad" como bailarinas en bares o acompañantes turísticas.

Después son explotadas a cambio de una pequeña remuneración, y no pocas veces terminan incluso asesinadas. Así de peligroso es nuestro mundo para muchos, aunque vivamos de espaldas a todo eso.

Me impresiona el camino de sister Corazón, desde la seguridad de su trabajo a la decisión de recorrer los callejones más oscuros junto a sus compañeras, 16 en la actualidad, a las que llaman “ángeles de misericordia”, con sus hábitos de color rosa, en Filipinas el color de la alegría.

Cuando Corazón iba a la tienda de ropa, de la que era copropietaria, se conmovió profundamente por las jóvenes dedicadas a la prostitución. Su primer paso fue compartir este deseo con seis amigas, en las que creció la certeza de una llamada del Espíritu Santo a rescatar a esas mujeres y “traerlas de regreso a Jesús”.

Estas cosas suceden hoy, estas cosas brotan de la fuente inextinguible de la Iglesia.

A los veintisiete años del inicio de su aventura, las hermanas han puesto en pie el centro de rehabilitación “Home of Love" en Cebú, que ofrece alojamiento, asistencia psicológica, un primer trabajo y cuidado para los hijos de estas mujeres.

También han abierto el centro Regina Coeli, donde reciben asistencia más de 500 familias, en un intento de frenar el tráfico sexual.

Y no sabemos lo que harán en el futuro, porque todo nace de la conmoción por el valor de cada vida humana mirada con los mismos ojos de Cristo.