Hay palabras que no se las debe llevar el viento. Por ejemplo, las que ha dicho el cardenal Luis Ladaria, Prefecto de Doctrina de la Fe, a cuenta de la discutidísima encíclica de Pablo VI, Humanae Vitae, a la que ha calificado de audaz y profética, pese a la opinión de muchos. El surgimiento de fenómenos como la ideología de género y el transhumanismo permiten entender hoy, todavía mejor que hace 55 años, el valor de ese texto magisterial, cuya difícil recepción hizo sufrir muchísimo a Pablo VI. La audacia de esta Encíclica sobre la sexualidad y la procreación es mucho más profunda, ha dicho el cardenal Ladaria, que el hecho notable de que el Papa resistiera a tantas presiones (de dentro y de fuera) para aprobar el uso de anticonceptivos en las relaciones sexuales dentro del matrimonio.

El verdadero valor de la Humanae Vitae es haber mostrado la conexión inseparable entre el significado unitivo del acto conyugal y su apertura a la procreación. Algo que la Iglesia entiende que forma parte del designio de Dios sobre la sexualidad y que, por eso mismo, tiene un valor antropológico que puede argumentarse en el debate público, si se superan prejuicios y esquemas ideológicos. Como ha explicado el cardenal, la moral anticonceptiva, que se ha afirmado en contraste con la Encíclica, opone la naturaleza, el cuerpo mismo, a un concepto de libertad entendido como pura autodeterminación. Si primero se planteaba el ideal de una sexualidad sin hijos como gran conquista, ahora la conquista sería “producir hijos sin el acto sexual”. La vida ya no se considera como un "don" sino como un "producto" que se valora en términos de utilidad. Es muy interesante la reflexión del cardenal sobre "el cyborg como plena realización de lo humano, en la que el cuerpo y el sexo se construyen a través de la biotecnología”. Estaríamos, en última instancia, ante un mundo sin maternidad y por tanto "posthumano". Estas cosas no son ciencia ficción sino cuestiones de ahora mismo. La Humanae Vitae es una denuncia anticipada de estos “antihumanismos”, y propone "una antropología capaz de unir la libertad con la naturaleza". ¿Alguien querrá escuchar esto?