El desafío de la Educación católica
Escucha la Firma de José Luis Restán del miércoles 29 de octubre

Escucha la Firma de José Luis Restán del miércoles 29 de octubre
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Como decíamos ayer, el Papa ha publicado una Carta sobre los desafíos de la educación católica al cumplirse 60 años del documento conciliar Gravissimum Educationis. León XIV contempla este periodo y afirma que la declaración no ha perdido nada de su fuerza y sus frutos conforman un patrimonio espiritual y pedagógico capaz de navegar el siglo XXI. A continuación, advierte que los desafíos hoy no han disminuido, sino que se han vuelto más complejos. Como escribió en la Exhortación Dilexi te, la educación es una de las más altas expresiones de la caridad cristiana y el mundo necesita esta forma de esperanza.
En uno de los pasajes de esta Carta, el Papa señala que “la comunidad educativa es un «nosotros» donde convergen el profesor, el alumno, la familia, el personal administrativo y de servicios, los pastores y la sociedad civil para generar vida. Y señala la cuestión de la relación entre la fe y la razón como su centro de gravedad. Recordando a san John Henry Newman (a quien ha declarado copatrono de la misión educativa de la Iglesia junto con santo Tomás de Aquino) afirma que es necesario fomentar “un conocimiento tan intelectualmente responsable y riguroso como profundamente humano”. “El deseo y el corazón no deben separarse del conocimiento, afirma el Papa, porque eso significaría quebrantar a la persona”. Por eso las universidades y escuelas católicas deben ser “lugares donde las preguntas no se silencian y la duda no se destierra, sino que se acompaña”. Y de nuevo cita a Newman: “el corazón dialoga con el corazón, y el método es la escucha, que reconoce al otro como un bien, no como una amenaza”.
En esta nueva Carta de navegación para la educación católica en el siglo XXI, el Papa reconoce que a la Iglesia tiene una fecunda historia educativa, pero debe afrontar nuevos y grandes desafíos como la hiper digitalización, la Inteligencia Artificial y un clima marcado por miedos y tensiones. Por eso no puede reducirse a un refugio nostálgico, su vocación es ser un verdadero faro: un lugar de innovación y de testimonio profético.



