Pedro tiene 48, es profesor de instituto y en 2013 comenzó su pesadilla. Ese año llegó la primera pareja de okupas y, dos años más tarde, en 2015 el edificio estaba totalmente okupado. Es el único propietario de un edificio de 9 viviendas. Todas, menos la suya, están “okupadas”.

Pedro lleva años intentando que la inmobiliaria, dueña de su edificio, le escuche y las soluciones que le dan no han sido efectivas. Aún así, encuentra dificultades en contactar con ellos, ya que no contestan a sus correos y a sus llamadas. Dice que solo "esta inmobiliaria podría permutar su hipoteca" y que los edificios los ha vendido "como a cinco empresas distintas y se van rotando la propiedad de los pisos".

Pedro está en tratamiento, ha perdido a su pareja y su vida laboral ha resultado afectada, además tiene miedo. Actualmente está de baja por segunda vez. A todas horas tiene que aguantar música a todo volumen, los gritos, el “trapicheo”, las continuas peleas y el banco parece que se ha desentendido.

Denuncia Pedro que otros edificios de la zona empiezan a sufrir la misma situación. Los cuatro edificios del alrededor están ocupados. Asegura que le han amenazado varias veces. Se ha planteado marcharse, pero está atado por la hipoteca y si lo hiciera lo perdería todo. Le quedan 22 años de hipoteca.

Hay más de 500 viviendas ocupadas en Puente de Vallecas. Según datos de la Delegación del Gobierno, es el segundo distrito con más "usurpaciones", detrás de Usera. Cada año la Agencia de la Vivienda Social gasta más de medio millón de euros en la instalación de puertas antivandálicas y planchas metálicas para tapiar ventanas. Sin embargo, las ocupaciones ilegales continúan.