Los investigadores del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras han descubierto la explicación biológica de por qué todas las personas tienen un doble sin ninguna relación de parentesco: comparten características genéticas en los genes que conforman los rasgos faciales. De tal forma, que todas las personas tienen al menos otra que se asemeja sin que tengan un vínculo familiar, un hecho real, pero que hasta ahora no tenía una justificación genética. Con la llegada de internet y las redes sociales se comparten millones de fotografías personales en todo el planeta.

Los investigadores sometieron a personas con semejanzas razonables a programas de reconocimiento facial para descubrir parejas de individuos que eran casi indistinguibles entre sí. Después, analizaron su secuencia de ADN (genoma), su perfil epigenético (mecanismos regulación del genoma) y su composición de microbios (microbioma). Los resultados permitieron descubrir que los dobles humanos comparten variaciones similares de su ADN, particularmente en relación con genes involucrados en la formación de la boca, nariz, ojos, barbilla y frente.

Por ello Carlos García Prieto, investigador del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras ha analizado los resultados obtenidos en la investigación en 'La Tarde'.

Hablamos de un parecido tácito, los gemelos monocigotos tienen un parecido del 100%, mientras que “las personas analizadas en el estudio son parecidos en un 70%”.

Este estudio comenzó en 2016 y para llevarlo a cabo lo primero que hicieron fue contactar con François Brunelle quien recoge las fotos de personas que son parecidas. A raíz de ahí las personas que quisieron y accedieron a participar en el estudio, se les tomó una muestra de saliva, a través de esta muestra se estudió el genoma de los parecidos. "Debemos subrayar que entre los humanos compartimos un 99,9%", ha explicado. Por lo tanto, de las características genómicas, “el 0,01% es lo que nos hace ser distintos, ya que en esa diferencia se recogen las variantes genómicas”, ha señalado el experto. Y estos son los que tienen influencia sobre los rasgos faciales.

A parte de estudiar el ADNhay que estudiar el epigenoma, “los puntos de actuación que ordenan y dan sentido al lenguaje”, ha explicado. Este está influenciado por la dieta y por el estilo de vida.

Según el científico, las similitudes en las personas estudiadas van más allá del rostro, porque han comprobado que "la semejanza de estas parejas de dobles no sólo se ceñía a las características faciales, sino que, además de afectar a otras propiedades físicas (altura y peso). “A nivel de gustos o preferencias no se han estudiado las similitudes”, ha subrayado Prieto. Sin embargo, en cuanto a la actividad física sí que se estudió y tenían parecidos los niveles.

Con el desarrollo de este estudio, los datos obtenidos tienen aplicación en dos campos en la medicina legal y forense. Y la otra aplicación es en el diagnóstico clínico de algunas enfermedades.

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Ahora mismo estamos evaluando qué podemos hacer porque están trabajando en un centro que se dedica a estudiar la leucemia, por lo tanto, ellos no serán los encargados en seguir una línea de continuidad, pero “tenemos colaboradores que seguirán la línea de investigación”, ha concluido el experto.