La foto de Fernando de Haro: "La foto de hoy huele a matas bien granadas de lavanda"

La foto de hoy huele a matas bien granadas de lavanda. Lavanda, espliego, o alhucema que es como le llamaban los árabes. En todos los nombres de la flor está la memoria y la promesa que despierta su olor a huerto ameno, a jardín libre, a falda de montaña, a casa primorosa, olor a ajuar blanco con saquitos de aroma, a agua de colonia de niño con pantalones cortos que se peina para ir a misa. Olor a muchacha limpia y arreglada. Hay en la lavanda, aunque esté guardada por tapias y cajones cerrados, hay en la lavanda el olor de una modesta maravilla, una maravilla de mozuela alegre y de campo. En la foto, entre las plantas ordenadas, posa una mujer joven con vestido largo y pañuelo a la cabeza, posa con vestido de color escarlata, con un vestido de cereza madura. Las lavandas niñas e inocentes le cantan a la mujer , con voz muy queda, le cantan un romance a la niña que ha dejado de serlo. La copla habla de unas aluzhemas sencillas y algo cándidas que quisieron crecer y hacerse mayores y viajar con todos los vientos y explorar todas las promesas y alcanzar la dicha y la buena ventura. La copla cuenta que las alhucemas pasaron muchos trabajos, muchos sudores, muchos afanes, muchos ansias. Y se les fue cambiando el aspecto y cada vez eran menos malvas y más coloradas, cada vez se parecían más a los claveles, a las granadas que se ríen, a los rosas rojas de otoño. Y ya no olían a infancia de niña, olían a hermosura probada, a belleza madura. Coplillas de lavandas que hablan de la vida.