En este campo decenas de chicos y adolescentes aprenden, y juegan al futbol, la mayoría son del Real Madrid. Mohamed, tiene 16 años, Ahmed tiene 14 años y Droban tan solo 13 años, llegaron al campo de refugiados desde Siria, sus padres les han explicado que huían de la guerra, no había ni comida ni trabajo. Quieren ser peshmergas, soldados kurdos que luchan contra el Estado Islámico, cada día van a clases y por la tarde trabajan. Piensan volver a Siria, "cuando haya paz volveremos todos", dicen los chavales.

Laia Alí, es inglesa y la responsable de UNICEF en el campo, cuenta a Expósito lo difícil que es calcular a cuántos refugiados les da ayuda UNICEF y  asegura que "la educación es la única forma de salvar este país. Los niños que salen de Mosul llevan dos años y medios sin poder tener una educación normal". Admite que la única forma de reconstruir Irak y Siria es "por la educación".

Kunaf es una de las profesoras que da clases de danza y cultura en el campo de refugiados, "la danza les ayuda a superar los traumas" sobre todo a las niñas porque "algunas han sido obligadas a casarse siendo muy pequeñas, " no son niños normales y procuramos con danzas y juegos que superen, que olviden lo que han vivido".

Vanesa Moya, es valenciana, pero sobre todo es parte del personal de UNICEF y vive con esperanza, "a pesar de ser un campo de refugiados la vida comienzan a surgir". Se han abierto tiendas y se está empezando a acondicionar muchas zonas del campo. En algunos puntos las tiendas de lona y los plásticos han sido sustituidas por construcciones "viviendas donde van a poder vivir familias con su baño", algo hasta ahora imposible.