

"El fútbol puede ser una poderosa herramienta de unión, pero si permitimos que el racismo conviva en las gradas, estamos fallando a su verdadero espíritu"
La comunicadora de 'La Tarde' analiza la sentencia que avala los delitos de odio contra Iñaki Williams, jugador del Athletic de Bilbao
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El futuro del gobierno depende, entre otras cosas, del trabajo de decenas de guardias civiles que, con suma discreción, van tejiendo los hilos de la madeja de la corrupción. En un momento vamos a hablar aquí en la tarde de la UCO, la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, de su día a día y de cómo analizan el contenido de los muchísimos dispositivos que se incautaron, por ejemplo, los registros de las casas de Koldo, Ábalos y Cerdán. Todavía estamos en verano, pero llega un otoño caliente y la corrupción y sus personajes vuelven a asomar con fuerza.
Pero antes de todo esto, déjame que te cuente que cuando he leído una noticia esta mañana he pensado, pues sí, algo parece que está cambiando en España. Te cuento la historia. En enero de 2020, un energúmeno, no se le puede llamar de otra manera, seguidor del Espanyol, abucheó con insultos y gestos racistas al jugador del Athletic de Bilbao.
Aquí Williams, seguro que te acuerdas de ese partido. Williams recibió abucheos e insultos racistas cuando era sustituido solamente por el color de su piel. Un grupo de aficionados imitaban con gestos y sonidos a un mono. Tal vez pensaban que ellos eran primates más avanzados. El Espanyol colaboró. Las cámaras de seguridad permitieron identificar al líder de este grupo, cuyas iniciales responden a KGB y que esta mañana se ha sentado en el banquillo de la Audiencia Provincial de Barcelona.
Ha habido un acuerdo entre la Fiscalía, la Liga que ejercía como acusación en la causa y el abogado del acusado ha aceptado una condena de un año de presión y una multa de 1086 € por un delito contra los derechos fundamentales y la integridad moral. Podrá evitar la cárcel, si así lo decide la Audiencia Provincial, pero durante 4 años este individuo no podrá trabajar en nada relacionado con la educación o el deporte y en 2 años no podrá asomarse por ningún campo de fútbol.
Es una historia, de verdad, esperanzadora. Ahora sí, parece que vamos dejando atrás las tardes en las que muchos descargaban en el campo toda su frustración con insultos al árbitro o al equipo rival. Y es una historia positiva porque demuestra que todos estamos cambiando y ya no toleramos este tipo de comportamientos y actitudes racistas. Como dijo el propio Williams tras este incidente, el fútbol debe ser un lugar de respeto y de compañerismo.
Es el primer paso y es el primer caso que llega a juicio. Y en esta historia merece una parte el buen trabajo de Miguel Ángel Aguilar, fiscal de Barcelona. Interpuso una querella era y fue el primero que coordinó como especialización los delitos de odio y discriminación. Hoy es fiscal de sala del Tribunal Supremo para la lucha contra estos delitos.
Sin embargo, aunque esta sentencia marca un precedente legal, el cambio real debe nacer en las gradas, en nuestras expresiones y hasta en nuestra educación. El fútbol puede ser una poderosa herramienta de unión, pero si permitimos que el racismo conviva en las gradas, estamos fallando a su verdadero espíritu.