La foto: “En primer plano un par de campesinos, dos campesinos descalzos”
Escucha la foto del día de Fernando de Haro

Madrid - Publicado el - Actualizado
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La foto que me ha llamado la atención la he visto en La Vanguardia. Es una imagen tomada en un país lejano, a caballo entre la Asia más lejana y la Asia más cercana. De fondo un paisaje árido, gris, rocoso. De fondo colinas de color ceniza en las que no crece más que el alacrán y la serpiente entre rocas que se hielan de noche y estallan de día al sol. De fondo, un desierto sin arena, un desierto en el que silva un viento amenazante y el silencio nunca es sereno. Eso de fondo. Y en primer plano un par de campesinos, dos campesinos descalzos, con la barba larga, con ropas pobres de un azul muy gastado. Los dos campesinos se agachan con flexibilidad para extender una alfombra de uvas que depositan con mucho primor en el suelo. Las uvas salen de un cajón blanco usado miles de veces. Las uvas están limpias sin resto alguno de hojas de parra ni sarmiento de vid. Manos pacientes las han despojado de cualquier resto. Las vayas, de un verde claro y nuevo, van quedando en el suelo. Y contrasta su fragilidad, su piel delicada, con las piedras duras y puntiagudas que las rodean. Dulce tesoro que se vierte sobre el piso de un mundo desértico, árido. Derroche de ambrosía donde todo parece muerto, donde casi todo parece casi nada. Los campesinos extienden las uvas para que se sequen al sol. Para guardarla en forma de pasa, dulzura para los días cortos, para los días fríos, para los desamores, para los días de temporal, para los días en los que no amanece. Dulzura del hoy, conservada para el mañana. Todos somos campesinos afganos, descalzos sobre un lecho de piedras con pico, recogiendo y mimando las uvas dulces cultivadas en un desierto gris.