La foto: "El hombre joven viste un abrigo de espiguilla, la nariz afilada, gasta gafas y un peinado cuidado"
Escucha la foto del día de Fernando de Haro

Madrid - Publicado el - Actualizado
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La foto que me ha llamado la atención la he visto hoy rastreando las imágenes de uno de los grandes de la fotografía: Harry Callaghan. La imagen está tomada en blanco y negro en una calle de Chicago. Dos personas caminan por la calle, por una calle con una valla de madera que les llega hasta el cuello y hasta el pecho. Son dos bustos de dos personas que caminan en sentido contrario, una adolescente y un hombre joven. La chica tiene el rostro iluminado, el pelo recogido en una coleta, la barbilla y la nariz ligeramente elevadas, anda mirando al frente sin detenerse, ensimismada en sus pensamientos. El hombre joven viste un abrigo de espiguilla, la nariz afilada, gasta gafas y un peinado cuidado, posiblemente fijado con gomina. La cara del joven, a diferencia de la de la chica, es menos precisa, queda en una cierta oscuridad. También el joven mira hacia adelante, con menos determinación, mas ensimismado. La foto es un juego de claroscuros. Durante un instante los dos cuerpos se encuentran a pocos centímetros. Son dos desconocidos que comparten el mismo espacio en la acera. Por unos segundos, sin que ellos se den cuentan, habitan en el mismo mundo físico. Sus almas no se encuentran pero si se giraran sus miradas se cruzarían. En estas ciudades modernas en las que vivimos estos desencuentros con lo que se convierten en brevísimos compañeros son frecuentes, compañeros en el metro, en la cola del supermercado, en la sala de espera del médico. Detrás de las miradas que no encuentran hay historias posibles, amistades inesperadas, tropiezos llenos de vida que se escapan. No caminamos, aunque parezca, en sentido contrario.



