Foto del Día: "Es un beso con la boca y la nariz, es un abrazo de almas"

La foto que me ha llamado la atención la publica hoy La Vanguardia. Es la foto de un beso. De un beso de un hombre adulto a otro hombre adulto en la frente. El hombre de la derecha viste una sudadera, tiene el pelo largo aunque ya le clarea en la coronilla, no está bien afeitado.

El hombre de la izquierda está todo él vestido de blanco y sonríe y agacha la cabeza para recibir el ósculo del otro hombre que le coge por la nuca y le aprieta la frente contra sus labios, contra su nariz que queda espachurada. Es un beso con la boca y la nariz, es un abrazo de almas. El que besa está concentrado en lo que hace, en la intensidad de su gesto.

El besado se entrega confiado, relajado. La foto es la imagen de una ternura en esa tierra donde la ternura es extraña, donde es casi imposible, donde la ternura es puro milagro: entre dos hombres adultos. Los hombres adultos no se dan besos salvo que lo exija el protocolo, salvo que lo exija la liturgia.

Pero el hombre que besa en la foto ha superado ese resentimiento que parece justificado, ese resquemor que sin violencia nos separa de la piel de los demás, somos ya mayores y queremos a la gente, pero la queremos de un modo razonable, es decir calculado, tenemos amores ordenados, fríos, no es que el cansancio o la rutina nos haya vencido, pero nos ha atemperado, nos ha distanciado.

Por eso el beso de la foto viene de la tierra del milagro porque su protagonista se entrega sin resistencia, sin defenderse, sin medir, sin poner freno a la profunda simpatía, a la vibración que ha despertado el otro hombre que tiene delante.

A veces sucede, a veces los años de cálculo, de reconstrucciones que no han reconstruido casi nada, se ven vencidas por un relámpago de ternura adulta, de una simpatía profunda y renace algo dormido dentro de uno y se levanta y le estampa uno un beso en la frente al que tiene delante.