En tiempos en los que está tan de moda hablar de resiliencia hay una cantante que conoce bien esta palabra. Ha viajado, se ha perdido, para después encontrarse, se ha arriesgado y ahora le apetece encarar un gran reto como es representar a España en Eurovisión. Karmento, artista albaceteña, visita La Noche de Cope para hablarnos de cómo piensa enfrentarse a este nuevo desafío vital, después de haber desfallecido en su lucha por vivir de la música.

Superar una meta como esta después de haber dado todo por perdido no debe ser nada sencillo y le quedan solo unos días de preparación para las siguientes citas clave. El 31 de enero y 2 de febrero serán las dos semifinales del Benidorm Fest en las que se elegirá al próximo representante de España en Eurovisión y Carmen Toledo, más conocida como Karmento, tendrá que competir con 17 aspirantes.

'Quiero y duelo' es el single con el que representaría a España en Eurovisión en caso de resultar elegida. Es un tema que resume su relación con la música. García Márquez decía que el periodismo es el oficio más bonito del mundo, pero se sufre como un perro, pero Karmento prefiere quedarse con lo bueno en la música. "Igual tengo una visión más optimista porque la música me ha dado un espacio de libertad y autodefinición. Pero la música tiene muchas dificultades que cuando decides embarcarte en algo así porque tiene cosas complejas", asegura.

Esa vocación llegó, en cuanto a su espíritu artístico, "desde siempre", pero "la sensación de embarcarme con horizonte vino de adulta, hace unos 12 años". Ahora busca en Benidorm un paso más en su carrera y surgió "a golpe de entraña". "A raíz del festival del año pasado, estaba en un festival viéndolo en el camerino y pensé que eso encajaba conmigo", explica.

Ahora estará en ese escenario y se visualiza "con las imágenes de toda la gente que me ha querido siempre". "Yo quiero cantarle a mi gente y que se lo gocen", explica. "'Quiero y duelo' tiene muchas metáforas. Define mi relación con la música y la vida. Soy una persona intensa y es una expresión, la escuché en mi pueblo. Es tan potente la voz que te dice, este es el momento, esta es la persona, este es el lugar... pero también hay muchas dificultades en el camino", concreta sobre su tema.

El síndrome de la impostora

Es muy común. "Ser artista tiene unos límites que no están definidos como en otras profesiones. Yo lo viví en los primeros años en los que pensaba que no sabía de casi nada. Ahora sé que tengo muchas herramientas. Desde hace tres años soy capaz de definirme como artista", concreta. También le daba vértigo presentarse al festival. "Aquí hay una parte de ruido que da miedo. Pero es un miedo que en realidad es ciencia-ficción. En realidad dices que es un proyecto continuista, que piensas en la carrera más allá", asegura.