Sin la Transición y la aprobación de la Constitución de 1978, la España de hoy, tal y como la conocemos, no existiría. Algo que se ha encargado de resaltar el profesor de Historia, José Luis Corral: “Es uno de los momentos más importantes de la historia de España porque esta Constitución ha abierto un periodo de tranquilidad de más de 40 años, que no tiene parangón en la historia de nuestro país”. De las muchas constituciones que hemos tenido en los siglos XIX y XX, la del 78´es la única carta magna - resalta el profesor - que ha garantizado un largo periodo de paz en España, “a pesar del terrorismo y las distintas crisis económicas”.

La firma de la Constitución es un momento cumbre en el que se materializa un trabajo de años. Quizás muchos piensen que comenzó en 1975, tras la muerte de Franco, pero no hubiese sido posible si antes Franco no hubiera designado a Don Juan Carlos de Borbón como su sucesor. Esto ocurrió seis años antes de su muerte, en 1969.

Otro de los actores importantes de la Transición fue el presidente Adolfo Suárez, sucesor de Arias Navarro, con un talante dialogante. Ideal para lo que vendría después. Por un lado, promulgó la Ley de Reforma Política que entre otras cosas incorporaba medidas como la separación de poderes, la soberanía nacional o la vuelta del sufragio universal para mayores de 18 años. Una ley que asentó la primera piedra de la democracia.

La otra gran medida, tan importante como polémica, fue la legalización del Partido Comunista. Era la demostración de las sinceras intenciones de instaurar una democracia plena donde todo el mundo tuviera voz. Esto sucede en abril del 77. En agosto de ese mismo año se reúnen por primera vez los siete representantes de los distintos partidos encargados de redactar la Constitución: UCD, PSOE, Alianza Popular y el Partido Comunista.

No fue un camino fácil. Tampoco rápido. Solo el segundo borrador tuvo más de 3.000 enmiendas. Por fin, el 6 de diciembre de 1978 se aprobó tras un sí rotundo del pueblo español que la votó en referéndum.