Historias reales que, en algunos casos, superan la ficción. Lugares tan asombrosos, como el Castillo de Wewelsburg (Renania del Norte, Vestfalia, en el pueblo de Wewelsburg). Una prueba más de los líderes nazis en fuerzas desconocidas creyendo que éstas le harían ganar la Segunda Guerra Mundial. Una carpeta, un puñado de folios que suponen otro viaje a lo desconocidos por parte de la cúpula nazi.

“Este castillo lo dirigía Heinrich Himmler, líder de las SS y de la Gestapo, y encargado de los campos de concentración”, explicaba Óscar Herradón, periodista especializado en la Segunda Guerra Mundial y colaborador de La Noche de COPE, con Adolfo Arjona.

Aquí se reunían los generales de división de las SS, pero “parece que también había rituales secretos, ya que Himmler, el símbolo del terror, estaba obsesionado con el ocultismo y con la reencarnación de personajes medievales”, detallaba Óscar Herradón. De hecho, cada año Himmler celebraba el aniversario de la muerte del emperador medieval Enrique I ‘El Pajarero’.

”El castillo en cuestión es una fortaleza medieval en la que las élites nazis pensaban que estaban en una suerte de Camelot alemán”, decía Óscar Herradón.

Muchos son los símbolos ocultistas descubiertos aquí, como una esvástica decorado con doce rayos, conocida como Sol Negro. Asimismo, en la cripta del castillo se llevaban a cabo rituales ocultistas en el que se pretendía reunir incluso al Santo Grial.

Más tarde, con la guerra en contra, los nazis tuvieron que amplificar sus territorios y convirtieron el castillo en un instituto para estudiar la raza aria.

A partir de que Alemania perdiese la guerra, algunos SS recibieron la orden de quemar este castillo. Sin embargo, no fue fácil y aún sigue existiendo a pesar de sufrir muchos daños. Hoy es algo así como un museo de la trayectoria de sangre de las SS.