Cuenta atrás para la Estación Espacial Internacional: "Por qué la NASA la apagará en 2031"
En "La Noche de Adolfo Arjona" subimos a 400 kilómetros por encima de nuestras cabezas para ver la Estación Espacial Internacional, que terminará sus días en el fondo del océano Pacífico

"La Noche de Adolfo Arjona"
Sevilla - Publicado el
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Es de noche en el planeta Tierra. Una noche oscura sin luna. Y en el silencio de la madrugada, si echamos la vista arriba, ahí está: el punto más brillante que cruza el cielo. No es una estrella. Tampoco un planeta. Es la Estación Espacial Internacional.
Una ciudad científica que orbita a 400 kilómetros sobre la Tierra, viajando a 28.000 kilómetros por hora. Desde su puesta en órbita en 1998, esta estructura modular ha sido hogar y laboratorio de cientos de astronautas.
16 AMANECERES EN UN SOLO DIA
La Estación Espacial Internacional pesa unas 450 toneladas, mide 100 metros de largo y 80 de ancho. Pero eso no es lo más llamativo de sus cifras. Da 16 vueltas diarias alrededor del planeta. Los astronautas que viven en ella contemplan al día 16 amaneceres y atardeceres .
En su interior, se estudian desde cristales de proteínas más puros para uso farmacéutico hasta el crecimiento de plantas en un entorno sin gravedad. También se desarrollan ensayos clave para futuros viajes a la Luna o Marte. Desde el año 2000, nunca ha estado vacía.

Vistas del planeta Tierra
Hoy, en su Expedición número 73, siete astronautas viven allí, aislados del mundo, pero conectados por la ciencia, el esfuerzo y la curiosidad humana. Se prevé que su misión termine en 2030. ¿Y a partir de entonces qué pasará con la Estación Espacial Internacional?
EL ENORME LEGO QUE ORBITA SOBRE LA TIERRA
Antes de empezar la expedición, en "La Noche de Adolfo Arjona" hablamos con el profesor Diego Domínguez para saber qué es y para qué sirve la Estación Espacial Internacional. Según el subdirector de la Escuela de Ingeniería Industrial, Informática y Aeroespacial de la Universidad de León, se trata de “una infraestructura más, solo que está en el espacio”.
Desde el año 2000, al menos dos personas viven de forma continua en ella, lo que ha permitido mantener una presencia humana permanente en órbita. “Gracias a la Estación hemos podido aprender a vivir en el espacio, estudiar el cosmos y la Tierra con instrumentos que están allá arriba, y analizar cómo responde el cuerpo humano al entorno espacial”, explica Domínguez.
Se estima que han sido necesarios unos 40 lanzamientos para llevar todos los módulos a la Estación Espacial
Subdirector de la Escuela de Ingeniería Industrial, Informática y Aeroespacial de la Universidad de León,
Además, es una plataforma científica única. “Hay ciertos ensayos que es físicamente imposible hacer en la Tierra. Solo los podemos hacer allá arriba, en condiciones de ingravidez”, añade.
La estación se ha ido construyendo por módulos, lanzados en distintos cohetes y ensamblados en órbita. “Se estima que han sido necesarios unos 40 lanzamientos para llevar todos los módulos que tiene a día de hoy”, señala. “En el fondo se parece bastante a una pequeña ciudad”.
Entre los estudios más relevantes, Domínguez destaca la investigación sobre la pérdida de masa ósea y muscular en microgravedad: “Se diseñan tratamientos y rutinas que también sirven en la Tierra, sobre todo asociados al envejecimiento”.
1998: rusia y estados unidos miran al espacio
Desde su puesta en órbita en 1998, la Estación Espacial Internacional ha sido símbolo de cooperación científica global. "La idea empezó cuando se había alcanzado ya la órbita terrestre y se quería ir un paso más allá. Había dos polos de actividad. Un polo americano con la Estación Frido, la Estación Libertad, y un polo ruso con la Estación Mir-2, que eran unos proyectos bastante más ambiciosos que lo que finalmente se construyó."
Juan Carlos Cortés, director de la Agencia Espacial Española, destaca el protagonismo nacional: "España es líder de un sistema de seguimiento de basura espacial que tiene constantemente monitorizado todos los fragmentos de basura espacial y cuando detectamos que estadísticamente hay una probabilidad alta de que algo colisione con la estación, se da una alerta y la estación cambia de órbita para evitar este problema".
El coste de la estación ha supuesto unos 100.000 millones de dólares en este tiempo
Director de la Agencia Espacial Española
En cuanto a presencia humana, Pedro Duque fue el primer astronauta español en viajar a la EEI en 2003, una experiencia que describió como “una pasada” y difícil de explicar con palabras. En órbita, los astronautas siguen rutinas muy estrictas: "revisan cada día el plan de trabajo, se ejercitan entre una y dos horas para evitar la pérdida de masa muscular y, aunque no puedan cocinar, comparten tres comidas al día para mantener un sentido de convivencia."
comida deshidratada y paños en lugar de duchas
La vida a bordo de la Estación Espacial Internacional no es fácil. Antes de viajar hasta allí, los astronautras se someten a duros entrenamientos. Como le ha contado en alguna ocasión Pedro Duque a Adolfo Arjona, "es importante tener una rutina. Desde los ejercicios intensos de hasta dos horas diarias para evitar la pérdida de masa muscular y ósea hasta una alimentación basada en comidas deshidratadas y precocinadas."
Según el primer astronauta español en viajar al espacio, "la higiene también cambia por completo. No hay duchas como en la Tierra; en su lugar, los astronautas usan paños húmedos. Para ir al baño, se emplean sistemas de succión por aire, sustituyendo la fuerza de la gravedad. La vida cotidiana se convierte en un ejercicio constante de adaptación tecnológica y física".
EL PUNTO NEMO, EL CEMENTERIO ESPACIAL EN LA TIERRA
Duque recordaba con Adolfo Arjona su primer despegue. "Fue realmente impactante, entre vibraciones y ruido ensordecedor." Y aunque nunca realizó una caminata espacial, sí estuvo entrenado para ello. "La preparación de una misión puede durar hasta tres años, incluyendo aprendizaje técnico, experimentos científicos y mantenimiento de sistemas vitales".
Pero este capítulo espacial está por cerrarse. La NASA ha confirmado que la Estación Espacial será desmantelada en 2031, tras más de 30 años de servicio. El vehículo que la conducirá hacia su destrucción controlada en el punto Nemo —un remoto lugar del Pacífico— será diseñado por SpaceX. ¿Y después qué? La estación dejará paso a una nueva era de plataformas espaciales comerciales.
EL FINAL DE UNA ERA
La Estación Espacial Internacional, que ha orbitado la Tierra desde 1998, tiene sus días contados. Según la NASA, se cierra un capítulo histórico de exploración y cooperación científica. Mariló Torres, astronauta análoga y candidata a astronauta comercial por Titan Space Industries, explica que esta fecha marca el comienzo de una nueva etapa: la era del espacio privado.
Y es que el tiempo tampoco ha pasado en balde para la Estación Espacial Internacional. "Muestra signos de envejecimiento y desgaste. Riesgos como fugas de aire y fatiga de materiales han llevado a planear un desmantelamiento seguro". La operación estará a cargo de SpaceX, que guiará la estructura hacia el punto Nemo, en el Océano Pacífico, donde se desintegrará.
EL FUTURO YA ESTÁ AQUÍ
Mientras tanto, nuevas estaciones espaciales privadas están en desarrollo: Orbital Reef, Starlab o la Action Station buscan reemplazarla como laboratorios, centros turísticos y plataformas de innovación tecnológica. Entre ellas destaca el puerto orbital de Titan Space Industries, donde Mariló Torres comenzará su entrenamiento.
Una vez que llegue a la Tierra, no quedará nada de la Estación, excepto unos pocos restos que lleguen al fondo del mar
Astronatura análoga
A sus 54 años, Torres se prepara para cumplir un sueño tardío, compaginando su trabajo como funcionaria con su pasión por volar: es piloto de acrobacia aérea. Su historia representa un nuevo perfil de astronauta: civil, preparado por empresas privadas, pero con la misma exigencia que uno de agencia pública.
La Estación Espacial tiene los días contados. En 2030 ese punto de luz que vemos en el cielo en las noches más oscuras, se apagará para siempre. Después vendrán otras misiones. Pero mientras, un grupo de hombres y mujeres valientes sigue ahí arriba. Orbitando a 400 kilómetros del planeta Tierra. A la friolera de 28.000 kilómetros por hora. Algo impensable hace unas décadas.