Un martes cualquiera en el barrio madrileño de Vicálvaro. Niños saliendo de clase, otros jugando en el parque, coches circulando, mayores paseando, otros que se sientan en el banco a pasar la tarde, gente que hace recados. Estamos en una zona repleta de edificios residenciales pero llama la atención una parroquia enorme, imponente, de color blanco y forma circular. El párroco se llama Bernabé y consigue que la Iglesia se llene de jóvenes, de universitarios, de familias y de niños. Lo que no sabe todo el mundo es que sus bajos guardan un secreto, el Hogar de María.

Los salones parroquiales se convierten, desde hace un tiempo, en lugar de encuentro para mujeres que acaban de ser madres o que van a serlo en los próximos meses. Las mujeres se reúnen al menos una vez a la semana en esta parroquia se juntan alrededor de veinte. Muchas son inmigrantes que han sido madres en nuestro país pero otras son españolas que necesitan apoyo que piden ayuda porque han tenido ya a su bebé o porque van a tenerlo próximamente. Es el caso de Carla, como te digo es muy jovencita, tiene 19 años. Cuando le dijeron que estaba embarazada se asustó mucho.

Así que decidió acercarse a una clínica abortista. Lo hizo sola, quería pedir información Pero la realidad es que Carla cuenta que no le explicaron prácticamente nada la trataron como si fuese un simple número, le dieron cita para el aborto, un folleto con algunas indicaciones y ya. Ella salió destrozada. Una voluntaria se acercó a ella y le habló del Hogar de María. Allí, su percepción de todo cambió. Decidió que quería seguir adelante con su embarazo y tener a su niño. Hasta le ha puesto nombre: se llamará Daniel. También quiere volver a estudiar, especializarse en integración social y ayudar a otras chicas como ella. Pero el caso de Carla es solo un ejemplo, en Hogar de María ayudan a muchas otras madres.