Elvira tiene discapacidad intelectual, así que desde los 8 años va a clase en la Fundación Gil Gayarre. Allí recibe toda la educación que necesita. Tiene clases de logopedia, de fisioterapia, de deporte... y desde hace poco, de robótica. Han colaborado con los alumnos del Instituto Camilo José Cela de Madrid, y entre todos, han encontrado una nueva forma de luchar por la inclusión.

Elvira es una alumna todoterreno. Tiene 19 años y lo que más le gusta es la música, quiere ser “cantante y actriz”. Por eso ha disfrutado tanto este proyecto que la Fundación Gil Gayarre ha tejido con el Instituto Camilo José Cela de Madrid. En total han sido 13 alumnos los que han tenido la oportunidad de aprender una nueva asignatura.

Vanessa es la profesora de Elvira. Trabaja en educación especial y dice que en su profesión el objetivo principal es conseguir la igualdad, que los niños discapacitados tengan las mismas oportunidades que los demás. Por eso, cuando los alumnos del instituto se presentaron en la Fundación, Vanessa pudo ver todo lo que habían aprendido en clase de robótica. Pensó que sus alumnos también merecían tener la oportunidad de hacerlo.

Lo más especial de este proyecto ha sido que los chicos han tenido la oportunidad de trabajar con los alumnos del instituto. Dice Carmen, la madre de Elvira, que el trabajo en equipo beneficia a las dos partes.

Gracias a la robótica, estos alumnos han aprendido a trabajar en equipo y a socializarse con los demás. Pero lo mejor ha sido que han podido comprobar que los chicos, además de disfrutar, también han aprendido. Tuvieron la oportunidad de enseñarles sus trabajos a los niños más pequeños de la fundación. Los presentaron en una exposición y les explicaron cómo habían hecho cada proyecto.

La idea es lograr que la robótica entre en los planes de estudio de los centros de educación especial, porque igual que aparece en el resto de centros, estos chicos, también se merecen aprender lo mismo que cualquier otro niño de su edad.

Además, a este proyecto todavía le queda mucho por recorrer. Acaba de empezar. De momento, lo han probado con alumnos de entre 16 y 21 años, pero la idea es aplicarlo en los más pequeños.