Si hablamos de incendios, la Comunidad Valenciana se lleva la peor parte con el incendio Vall d'Ebo, en Alicante, y el incendio de Bejís en Castellón. Las llamas ya han arrasado más de 21.000 hectáreas. La mejor noticia es que las precipitaciones han dado un respiro a los Servicios de Emergencias.

El cabo de bomberos del Ayuntamiento de Valencia, Bartolomé Casaño, ha estado esta tarde trabajando en las labores de extinción. Nos ha comentado en 'La Linterna' que la lluvia ha sido una alegría. "Ha bajado la temperatura, en parte se ha podido trabajar mejor y nos ha facilitado mucho las cosas". Por lo tanto, y "en lo referente por lo menos al incendio de Vall d'Ebo" se puede ser optimista.

A la hora de enfrentarse a un incendio de estas características, lo que tienen que hacer es recoger el material, principalmente agua, que tienen preparado en la central de bomberos de Valencia, "también traemos los vehículos que nos han asignado". Normalmente, cuando hay un incendio forestal y hay que ir a primera línea, suelen "ir a un lugar que se llama el CRM, el Centro de Recepción de Medios, y ya allí nos distribuyen según como nos necesitan", ha explicado.

Sin embargo, hay factores que no se pueden controlar, uno de ellos es el viento: "El viento es un muy mal enemigo. Pero también es la temperatura, también y la humedad muy baja". Si hablamos de la distancia a la que tiene que trabajar un bombero de las llamas depende del tamaño de las llamas, "si las llamas son muy grandes no puedes trabajar bastante cerca", ha aclarado. "Nosotros normalmente trabajamos por puntos de protección. Nosotros, la mayoría de veces, donde se colocan los vehículos son lugares que protegen las casas", es decir, con el objetivo de proteger los núcleos de población.