

"Cuando Hamás quiere una tregua no la quiere Israel, y cuando Israel quiere una tregua no la quiere Hamás, y mientras los palestinos sufriendo"
Rubén Corral analiza en La Linterna la situación en la Franja de Gaza, donde los niños se encuentran en situación de desnutrición en plenas negociaciones de alto al fuego
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Pues la verdad es que a estas horas la mayoría estaréis empezando a disfrutar de un fin de semana largo, el último fin de semana de julio. Una fecha en la que mucha gente está de vacaciones y quien no lo está aprovecha para hacer alguna escapada corta. Además, este viernes ha sido festivo en cuatro comunidades autónomas, 25 de julio, Santiago, patrón de España, y hay mucha gente que ha decidido tomarse esos tres días. El tiempo, además, parece que nos va a respetar. Las alertas por el temporal continúan en Andalucía. Vale. y Cataluña, pero van remitiendo y las olas de calor tan habituales de estas fechas nos dan una tregua.
Tal vez la preocupación máxima sea a cuánto pagamos el litro de gasoil o de diésel. En esos desplazamientos en coche o ya en lugar de vacaciones con los amigos, los temas de conversación, imagino que además de las cuestiones personales, pues girarán sobre la corrupción, sobre lo que pasa con los políticos. Habrá quien hable del espectáculo de la entrega del pequeño Daniel por parte de Juan Rivas a su madre. Eh, sí tenemos problemas, o sea, en algunos casos son serios, importantes, pero hay que reconocer que son problemas del primer mundo. Puede que en este viernes de julio en el que tienes la cabeza en otras cosas, que venga yo aquí a hablarte de una cuestión tan profunda y tan compleja, puede que no te acabe de encajar, pero es que no me quito de la cabeza dos fotografías que he podido ver en la prensa nacional e internacional.
La primera imagen es la de un niño, cuyo nombre no sé, tampoco sé la edad. Puede que tenga 9, 10, 11 años. Está prácticamente desnudo. Lleva unos plásticos a modo de pañales. Está tumbado en una alfombra dando la espalda a la cámara. No se le ve la cara, de hecho. Y se le marca perfectamente la columna vertebral y las costillas. Es prácticamente un esqueleto, un niño que se está muriendo de hambre. Junto a él, sentada, su madre le mira con desesperación. La imagen es muy dura, ¿eh? En la otra fotografía se ha tomado a pocos kilómetros de la primera. Se ha tomado en la frontera entre Israel y Gaza. Y allí cientos y cientos de palés repletos de alimentos se pudren al sol. Son miles de kilos de comida que se están echando a perder, mientras que al otro lado de la frontera la gente se muere de hambre. Y es que desde el mes de marzo la entrada de alimentos está bloqueada y condena a la población gazatí a una terrible hambruna.
En los tiempos que corren me parece un poco obsceno tener que denunciar la hambruna que se está viviendo en la Franja de Gaza por el sometimiento de civiles inocentes a una acción militar que se comenzó en legítima defensa. Todo esto comenzó tras la barbarie del 7 de octubre, tras aquellos terribles atentados de Hamás que costaron la vida a más de 100 israelíes. Eso ha derivado en una situación que está matando de hambre a civiles inocentes, en su mayoría niños. Hoy te estamos contando en Cope algunas cifras que hacen aún más terrible ese drama. Ya no solo es que se esté condenado a miles de niños, a la hambruna. Es que estamos viviendo un exterminio a cámara lenta.
Casi el 88% de la franja está sometido a órdenes de desplazamiento o está bajo el control militar israelí. Esto lo que deja es a más de 2 millones de civiles hacinados en un territorio del 12%. A esto añade que los servicios fundamentales prácticamente no existen. Más del 80% de las infraestructuras dedicadas a saneamiento o a distribución de agua han sido destruidas, el 92% de las viviendas son escombros y a todo esto no cesan los ataques.
Es cierto que a esta situación hemos llegado por la crueldad de Hamás, un grupo terrorista que amenaza a los gazatíes también, pero hay que tener en cuenta que Netanyahu y su gobierno están llevando la cuestión demasiado lejos. Extremistas a los que esto les conviene y les encanta los hay en los dos bandos, pero hay que tener en cuenta algunas cosas.
Primera cosa: esto no es una guerra entre dos estados. Es un enfrentamiento entre un gobierno que hace uso de toda su fuerza, también contra la población civil y un grupo terrorista. En una guerra hay unas normas. El Estado siempre debe ser garantista, siempre debe respetar la ley. Hay líneas rojas que no puede sobrepasar. Eso es lo que diferencia los sistemas demográficos de los grupos terroristas.
Segunda cuestión: no debemos olvidar que Benjamín Netanyahu se embarcó en esta aventura para tratar de tapar los escándalos judiciales que le han llevado al banquillo. Hace frente a cargos de fraude, abuso de confianza y aceptación de sobornos en tres casos distintos. Una de las acusaciones que pesan sobre él es conceder favores a cambio de una importante cantidad económica a una empresa de telecomunicaciones. De hecho, de haber sido declarado culpable se enfrentaba a 10 años de prisión. ¿Qué ocurrió? Que los ataques del 7 de octubre y la posterior respuesta israelí han retrasado el juicio. Netanyahu ha utilizado este conflicto para volverse la bandera del enemigo exterior.
Y tercera cuestión: no creo que toda la sociedad israelí apruebe lo que está ocurriendo en Gaza. Me cuesta pensarlo. Salvo los más extremistas, no creo que haya israelíes que no se conmuevan con las imágenes de Gaza. Entiendo que han sufrido durante años y les entiendo perfectamente, la barbarie y la brutalidad de Hamás. Es totalmente entendible. Viven con un cuchillo anti-aéreo en casa. Están pendientes de ver si un terrorista se baja de un autobús y se pone a cuchillar o dispara a alguien. Pero es que los niños de las fotos no son los terroristas palestinos que les amenazan y que quieren erradicar.
Te voy a contar algo. Mira, hace días estoy intentando contactar con el Padre Gabriel Romanelli, el sacerdote con el que Francisco hablaba cada día. Seguro que lo recuerdas. Lo hemos entrevistado varias veces aquí en la Linterna. Bueno, es el párroco de la única parroquia de Gaza City, una parroquia que fue bombardeada hace una semana. No sé si hasta ahora se están produciendo nuevos ataques sobre la franja, pero de que desde que se inició este conflicto, en cada ocasión que he podido intercambiar WhatsApp o notas de voz con el Padre Romanelli, él siempre decía lo mismo: "La noche ha sido terrible". Eh, la situación que se ha generado ha convertido a los a los habitantes de la franja en rehenes. Hace algunos días pude escuchar una entrevista con un palestino que dejaba una frase que la verdad es que hace reflexionar: "Cuando Hamás quiere una tregua, no la quiere Israel. Cuando Israel quiere una tregua, no la quiere Hamás". Y decía este hombre, y "nosotros mientras sufriendo las consecuencias". Y es que no hay mejor resumen de lo que está pasando. Los gazatíes, la población civil, los niños, las mujeres están sufriendo desde hace ya demasiado tiempo.



