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"Son las 8, las 7 en Canarias. 

Continúan los ecos del bochorno vivido ayer en el Congreso de los Diputados. Voy a intentar no centrarme en Rufián, no caer en su provocación constante. Es lo que busca, es su trabajo, es por lo que le pagamos el sueldo. Y mira, eso sí que me jo...roba. 

Me fastidia mucho más pensar en el porcentaje de mis impuestos que van a chulos como este que el mero hecho de sus bravuconadas macarras. Así que, al menos hoy, paso de Rufián. Paso olímpicamente.

Pero me quiero centrar en el fondo del asunto: Qué hay detrás o quiénes votan a este tipo de gente. 

Anoche, en esta Linterna, Carmelo encinas planteó una idea interesante, se refería a la profesión del tal Jordi Salvador,  el diputado de Esquerra Republicana de Cataluña que escupió o hizo el ademán de escupir a Borrell. Y es que este individuo es maestro.

Interesante planteamiento. ¿A quién le confiarías la educación de tus hijos, a Borrell, a Ana pastor o a Rufián y al Jordi Salvador este?

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En cualquier cabeza normal no cabria ninguna duda. Pero ¿y en la cabeza de tantos votantes? Porque este es el quid de la cuestión. Al impresentable de Gabriel Rufián, al profesor Jordi Salvador, a Otegui, a Puigdemont o al supremacista Torra les vota mucha gente. Como a Pablo Iglesias o a Monedero si se presentara o a Errejón el de las tres comidas diarias en Venezuela.

Un cuarto del Congreso de los Diputados es antisistema. Por amigos de etarras, por chavistas de quinta, por independentistas anticonstitucionales o por macarras. Y todas esas señorias están ahí porque muchos cientos de miles de ciudadanos, si no millones, les han votado. 

Ese es el auténtico problema, que esos cientos de miles de votantes, si no millones, escogerían al tal Jordi Salvador como profesor de sus hijos, antes que Borrell o que Ana Pastor.

Y todo ello ante la mirada atónita, acomplejada, buenista y hasta... bueno, me callo... de gran parte del grupo parlamentario del PSOE, empezando por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que no son capaces de ver ni siquiera el ademán de escupitajo. Que son capaces de limpiarse las babas con tal de que no se enfaden. Más aún, un tal Rufián y sus mariachis. Que son capaces de comulgar con las ruedas de estos molinos o de admitir votos de esta caterva con tal de llegar a La Moncloa.

¿Tanto cuesta la hipoteca de la moción de censura? ¿A cuántos años está puesta la hipoteca? ¿No será que incluye una prórroga a partir de las próximas elecciones?

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Tirando de archivo, alguien me ha pasado un audio de Ana Oramas, diputada de Coalición Canaria. Se trata de un fragmento de su intervención en la sesión de investidura de Rajoy hace dos años. 26 de octubre de 2016. 

“Es distinto ser contrincante político a enemigo político. No se puede hablar, no se puede negociar, no se puede sacar nada adelante desde el odio y del rencor. Y sobre todo cuando se es joven y se tiene odio y rencor”, decía Oramas.

Nos estamos pasando. En esta España nuestra, la enfermedad del odio se contagia más rápido que la gripe. Y no aprendemos. Y mira Rufián, para que me retuitees, es peor aún cuando se odia tanto siendo tan joven.

Muchos de los votantes de esos diputados nos escupirían a ti y a mi. Sin dudarlo".