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Hemos encendido 'La Linterna' en Córdoba. Estamos en directo en el Círculo de la Amistad. A diez minutos andando de la mezquita catedral, a cinco minutos del Museo Arqueológico, a otros cinco del barrio de la Judería. A diez de la sinagoga, a un cuarto de hora del puente romano sobre el Guadalquivir. Se agradece especialmente salir de la Villa y Corte para respirar un poco de aire menos viciado de politiqueo patrio, aunque aquí, en Andalucía, también tienen lo suyo.

El PSOE, Podemos y Vox han tumbado los Presupuestos andaluces presentados por el Gobierno de PP y Ciudadanos. Es un absurdo pensar que Vox ha ido de la mano de Podemos y socialistas, quiero decir que cada uno habrá decidido por sus intereses u opiniones. El caso es que las espadas están en todo lo alto de cara a las próximas elecciones en Andalucía.

La única duda es cuánto de próximas están esas elecciones. Ahora vuelvo al tema, pero antes, un rápido repaso por otros asuntos de actualidad española. Asuntos, cuanto menos, inquietantes.

Nos hemos acostumbrado a unas cuantas situaciones incomprensibles.

La pandemia sigue su curso pasito a pasito. Sinceramente, no creo que aquí lleguemos a la situación de Austria o Alemania, pero sigo alucinando con la inacción del Gobierno. Con lo bien que todo ha funcionado en la vacunación y lo absolutamente nada en la legislación. Y peor aún en clave nacional. O sea, 17 formas distintas más Ceuta y Melilla para combatir el virus. Absurdo.

Nos hemos acostumbrado a que los extremos y hasta los herederos del terrorismo nos gobiernen. Desde dentro. Parece hasta normal que Otegi decida sobre los Presupuestos del Estado, sobre la Reforma laboral o las pensiones. Y que Rufián nos dé lecciones sobre la Transición Democrática.

No es que blanqueen el terrorismo y manipulen el famoso relato de la Historia, que también. Es que nos están cogobernando ellos. Como nos parece normal, ya que seamos el único país de esta parte del mundo con unos bolivarianos chavistas sentados y sentadas en el Consejo de Ministros. Una más, ya sabes, acuerdo para el convenio del metal en Cádiz. Fin de la huelga. Bien. Estupendo.

Pero nos hemos acostumbrado, y esto viene de lejos, a que sea normal que grupos organizados en huelga quemen coches, ataquen a la policía, impidan trabajar a quien le dé la gana trabajar. Te rompan la cabeza. Y tampoco pasa nada. Y aparece el alcalde echando fuego.

Y por último. Si me apuras lo peor. Hemos aceptado como normal la desobediencia constante del Gobierno catalán. ¡Pero cuidado! No es que desobedezca al Gobierno de España. ¡No! Es que desobedece al Tribunal Supremo. Y tampoco pasa nada. Al contrario, se les premia.

Hazlo tú. Tú, autónomo, desobedece al inspector de Hacienda. Retrásate un día en el pago del IVA o del IBI o de la Renta. Inténtalo y me cuentas. Pues el Gobierno catalán si puede. Una y otra vez. Y lo dicen públicamente. Y aún Rufián nos humilla a la cara cada vez que respira. Y tú pensando en el recibo de la luz, en el precio del aceite o buscando curro.

Como parece normal que una panda de nazis disfrazados de independentistas catalanes ataquen a quien piensa lo contrario en la Universidad. Como ha pasado hoy. En fin, alguien me dijo que las próximas elecciones andaluzas van a ser fundamentales por muchos motivos. Si se cumplen las encuesta, la victoria de Juanma Moreno Bonilla será muy importante en clave nacional. Aún más que lo que supuso la victoria de Isabel Díaz Ayuso en Madrid.

Muy interesante también lo que pueda ocurrir con Vox, por un lado, y con Podemos por el otro pensando en el futuro y en clave nacional. Y Ciudadanos o, mejor dicho, lo que quede de Ciudadanos. Y por último: la reacción de Pedro Sánchez si se cumplen las previsiones. Yo creo que Su Persona aguantará hasta el final, pero ¡Ojo! Con la lectura que hagan en Moncloa y los barones en función del sopapo. Se admiten apuestas: ¿Cuándo serán las elecciones en Andalucía? Insisto: ojito con lo que esa cita con las urnas pueda significar.

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¡Ah! Y mi posdata. Hemos encendido 'La Linterna' en Córdoba. En el Real Círculo de la Amistad. A diez minutos andando de la mezquita catedral, a cinco minutos del museo arqueológico, a otros cinco del barrio de la judería y de la sinagoga; a un cuarto de hora del puente romano sobre el Guadalquivir. Y ahora que vengan los pesados habituales a darnos lecciones sobre las comunidades históricas.