En cierta ocasión, durante un Foro ABC, en plena crisis económica... con recortes, ajustes, rescates y con España en quiebra le pregunté a Mariano Rajoy: "Presidente... ¿Qué le hace más daño al Partido Popular... los ajustes y la crisis o los casos de corrupción?".

La respuesta de Rajoy fue tajante: "La corrupción. Sin duda alguna... la corrupción".

Hace más de un año, alguien muy importante me dijo tras la moción de censura... "ya verás lo de la operación kitchen... eso si que preocupa. Es una bomba".

A mi me sonó a chino. Y mira. Más allá de que Pablo Casado era un diputado por Ávila y más allá de que Bárcenas, Villarejo y la compaña son para no echar gota... el caso es feo. Apestoso. Y la marca es PP.

Y este PP se va a comer el marrón y los efectos de la campaña que desde Moncloa, Iván Redondo va a teledirigir con todo su maquiavelismo.

Eso si: presunta basura (policial) de la que nos vamos a hartar frente a la basura (económica) de los pujolone o de los Ere de la Junta de Andalucía sin que hayan devuelto un solo euro.

¿Qué es la operación Kitchen?

La operación 'Kitchen' se trata de una pieza derivada del caso Villarejo, que está en manos de la Audiencia Nacional. Según el juez, este encargo de espionaje se habría realizado al menos desde 2013 hasta 2015, y se basaría en la captación y la manipulación como "figura-informante" de la Policía de Sergio Ríos Esgueva, conductor de la mujer de Luis Bárcenas.

El juez tiene indicios de que el conductor robaría un documental para que no llegara a los tribunales, y que incluiría información sobre la financiación irregular del Partido Popular. El juez señala que se trata de un "operativo parapolicial", cuyos principales responsables serían "órganos superiores" y "directivos" de la Administración General del Estado.