Expósito analiza el pacto de Sánchez con Marruecos desde el monte Gurugú

El monte Gurugú impone. Miles de subsaharianos aguardan entre miseria a saltar la valla que separa Europa de África. España de Marruecos. Melilla del Rif. Esta valla separa los dos territorios con mayor diferencia de renta del mundo. Tan solo con mirar de un lado a otro de la verja.

Datos: Hace menos de un año, Marruecos lanzó a 10.000 de sus niños y adolescentes sobre Ceuta. Una invasión de menores, que no de soldados en toda regla.

Hace solo dos semanas, 3.000 subsaharianos que bajaron del monte Gurugú intentaron entrar en Melilla en lo que ha sido el mayor asalto de la historia. Otro dato más: En los últimos dos años, 50.000 inmigrantes han llegado a Canarias cruzando el Atlántico desde las costas saharauis.

¡Ah! y mi posdata: Desde hace dos años las Fuerzas de Seguridad de Melilla detectan que no sólo saltan o nadan subsaharianos. Cada vez son más los marroquíes que lo intentan.

¿A que así se entiende mejor el cambio histórico de Pedro Sánchez hacia Marruecos?

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Ángel Expósito: En Melilla y Ceuta se ve el viraje de España con esperanza, sí, pero con recelo

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Sánchez visita mañana Ceuta y Melilla. Estas dos ciudades de España en el norte de África son otra de las claves de futuro del cambio histórico de España respecto al Sáhara. Y respecto a Marruecos. En Melilla y Ceuta se ve el viraje de España con esperanza, sí, pero con recelo. Con esperanza en que disminuya la presión migratoria y la asfixia económica pero con recelo y desconfianza ante el vecino del Sur.

Aquí nadie se fía de Marruecos. Algo así como confundir deseos con realidad.

Quedan muchas dudas sobre el futuro, quizás inexorablemente, y destaca una petición para el resto de España: no olvidemos (ni despreciemos) a Ceuta y Melilla. Son la clave de este acuerdo.