Hace unas horas, en el centro de Kiev, me estaban hablando de la posible invasión rusa de Ucrania y estaba escuchando los insistentes tambores de guerra. Esta mañana en Madrid me comentan las sandeces de Pablo Iglesias, la llamada de Casado a Sánchez y que el Parlamento de Cataluña va a pedir excusas a las brujas.
No exagero un pelo. El mundo entero está pendiente de un Putin cada vez más lunático. Y nosotros aquí aguantando a un cursi engreído como Pablo Iglesias. La economía mundial pende de un hilo por el coste de la energía y aquí un parlamento a vueltas con las brujas de la Edad Media. Te lo juro.
No tenemos remedio. Cada día somos más ridículos, más necios, más incultos y más paletos. ¿Y sabes qué? Eso es lo que buscan. Y lo están consiguiendo.
Los últimos tres días de mi vida en Kiev a 10 o 15 bajo cero. Y hoy en Sevilla en la Plaza de España con este sol.