Irene Pozo: "Recuperar el sentido cristiano es una invitación para afrontar los retos de hoy"

Arranca el mes de marzo. Dice el refrán que “cuando marzo va a mediar, la primavera debe empezar” poco a poco veremos cómo se acerca el buen tiempo y ya se nota cómo los días empiezan a ser un poquito más largos. Parece que nos cambia un poco el humor, estamos como más felices, más alegres.

Seguimos en Cuaresma. La verdad que es bonito vivir estos días con ese sentimiento. Caminamos hacia la Pascua, un tiempo de esperanza… Y una bonita oportunidad a la que agarrarse con fuerza. Vence la vida.

Es tiempo de abrazar, de acompañar al que sufre, de aprender a mirar a la persona en cada una de sus circunstancias… al que nace o al que no van a dejar nacer, al anciano, al enfermo, al migrante que trata de abrirse paso a una nueva vida porque en marzo también celebramos la vida.

Nuestros chavales peregrinan a Javier, se van a cumplir 5 años de la exhortación ‘Cristo Vive’ del Papa Francisco a los jóvenes y desde el punto de vista informativo también contamos con algunas citas interesantes, por ejemplo, la renovación de cargos de la CEE que tendrá lugar la semana que viene durante la Asamblea Plenaria.

Tiempo, por tanto, en el que la Iglesia sigue caminando en medio del mundo. Y en el que los cristianos intentamos seguir también las huellas de Cristo, lo que para muchos supone, durante la Cuaresma, una nueva oportunidad de conocer y seguir a Jesús.

¡Cuánto nos enseña el Evangelio! Y qué gran desafío tenemos para hacerlo presente. En estos tiempos de tanta incertidumbre cuesta mirar a la realidad que nos rodea. Pero es bueno hacerlo si realmente queremos comprometernos en sanar las heridas de nuestro mundo.

Recuperar el sentido cristiano de la vida se convierte en toda una invitación para afrontar los retos que propone nuestro presente. Un presente que quiere mirar al futuro con esperanza.