Alex y Laura tras perder a si hijo Santiago: "Estamos seguros de que nuestros hijos velan por nosotros desde el Cielo"
La Linterna de la Iglesia se acerca a la historia de Santiago, que se narra en el cuento "De mamá al cielo". Es la historia de sanación de una familia tras un aborto que ofrece, un itinerario para quienes pasan por esta prueba

«Estamos seguros de que nuestros hijos velan por nosotros desde el Cielo«
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En este cuento, Santiago comienza presentándonos a su familia desde la barriga de mamá. Cómo sus papás, Laura y Álex, se conocieron, se casaron y fueron formando una familia llena de alegría. Sin embargo, la historia de Santiago tiene muy pronto un giro de guion.
En este cuento, Santiago comienza presentándonos a su familia desde la barriga de mamá. Cómo sus papás, Laura y Álex, se conocieron, se casaron y fueron formando una familia llena de alegría. Sin embargo, la historia de Santiago tiene muy pronto un giro de guion.
Él era un niño muy esperado por sus padres y hermanos, que recibieron como jarro de agua fría la noticia de que su corazoncito se había parado antes de que pudieran verle la carita y que se unía a otro hermanito que se había ido antes de tiempo. Nos lo cuenta Álex Arenas: «Vivimos un primer momento de una profunda tristeza, pero conseguimos salir adelante gracias a la confianza en un amigo sacerdote que nos recomendó seguir unos pasos, un itinerario. Y junto a esto también la aceptación de la voluntad de Dios. Encontramos a un Dios muy cercano que sufría con nosotros y que nos acompañaba a través de todas las personas que rezaban por nosotros. Junto a esto también la esperanza de saber que estos hijos no se han perdido, sino que hemos ganado unos hijos en el cielo».
El proceso de sus padres fue particular, ahora lo contamos, pero el de sus hermanos también tuvo su aquel. Laura nos lo explica: «Sus hermanos en un primer momento lo vivieron con sufrimiento al igual que nosotros. Según fuimos avanzando, integrando esto en nuestra vida, tejiendo su historia con la nuestra y avanzando en el amor con ellos, pues ya les tenemos todos muy integrados en nuestra oración familiar. Cada uno de sus hermanos les dedica unas palabras y son muy conscientes de que tienen dos hermanos en el cielo».
Una familia que sufre una pérdida así, el aborto de un hijo, vive una prueba muy difícil. Al compartir su dolor con un sacerdote amigo, este les invitó a ponerse en marcha, por el pequeño Santiago y por su propia sanación. Se trataba de un itinerario con tres pasos que Laura, la madre, explica: «El primer paso es ponerle un nombre al bebé no nacido. El siguiente paso es establecer una relación de amor con él, contándole cosas del día a día, enviándole el amor de una madre a un hijo. Y el último paso es realizar un bautismo de deseo, que en nuestro caso lo concretamos con una Eucaristía. Y después de esto, seguimos teniéndoles presentes en nuestro día a día».
¡Y es algo que les ha ayudado tanto que ha acabado dando lugar a un cuento en el que lo comparten! Ese es el cuento titulado “De mamá al cielo”, que os contábamos. Laura comenzó escribiendo cartas a su hijo no nacido, y de la paz que sentía, quiso completar este proceso con esta publicación. Álex, el padre, explica que su deseo es no solo curar su herida, sino ayudar a quienes pasan por lo mismo que ellos. «Nuestro cuento "De Mamá al cielo" narra la historia de Santiago, de cómo se fue de este mundo y también el itinerario de amor que hemos descrito. Lo que pretendemos con el libro es, sobre todo, ayudar a otras familias que pasen por la misma situación, que puedan reconocer a sus hijos y puedan establecer una relación de amor con ellos. También para nosotros fue muy duro el momento de comunicárselo a nuestros hijos. Así que esperamos que el cuento pueda también valer para esto».
Esta gran cruz que lleva la familia Arenas Bayona, que es la pérdida de un hijo, es un dolor tan grane que nuestro querido y añorado Papa Francisco lo incluyó entre sus intenciones de oración y decía que no había palabras para nombrarlo. Sin embargo, hasta en este dolor, en esta cruz, hay resurrección. Y ellos lo están experimentando en sus vidas. No solo los padres de Santiago, sino también sus hermanos: «En nuestro caso ya habíamos perdido un primer bebé hace años. Por lo que es verdad que ahora somos más conscientes de que están en el cielo y, sobre todo, nos los imaginamos juntos y que esperan juntos nuestra llegada. También los tenemos presentes en nuestro día a día. Nos acordamos de ellos a lo largo del día, en distintos momentos. Y también los tenemos como intercesores ante Dios. seguros de que ellos velan por nuestra familia y nos ayudan en nuestras necesidades», cuenta Álex.
Esta gran cruz que lleva la familia Arenas Bayona, que es la pérdida de un hijo, es un dolor tan grane que nuestro querido y añorado Papa Francisco lo incluyó entre sus intenciones de oración y decía que no había palabras para nombrarlo. Sin embargo, hasta en este dolor, en esta cruz, hay resurrección. Y ellos lo están experimentando en sus vidas. No solo los padres de Santiago, sino también sus hermanos: «En nuestro caso ya habíamos perdido un primer bebé hace años. Por lo que es verdad que ahora somos más conscientes de que están en el cielo y, sobre todo, nos los imaginamos juntos y que esperan juntos nuestra llegada. También los tenemos presentes en nuestro día a día. Nos acordamos de ellos a lo largo del día, en distintos momentos. Y también los tenemos como intercesores ante Dios. seguros de que ellos velan por nuestra familia y nos ayudan en nuestras necesidades», cuenta Álex.