El párroco de la iglesia en la que era catequista la mujer asesinada, en COPE: "Eran niños normales"
Una discusión pudo ser el desencadenante del crimen. Los agentes de criminalística siguen buscando el arma homicida con la que los hijos acababan con la vida de su madre
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El asesinato de Silvia López a manos de sus dos hijos adoptados sigue conmocionando a la localidad cántabra de Castro Urdiales.
El cuerpo sin vida de Silvia, de 48 años, localizado por la Guardia Civil en la tarde del miércoles tras una llamada del hijo mayor a su abuela, aparecía con claros signos de violencia, una bolsa en la cabeza y golpes.
"Evidentemente, cuando aparece una mujer muerta en esas circunstancias y los hijos no se sabe dónde están", explica en Herrera en COPE, el jefe de Interior de la Cadena COPE, Juan Baño, "uno piensa en otro tipo de hechos, no piensa que son los hijos los autores de semejante barbaridad".
Se busca el arma homicida
En un primer momento, la Guardia Civil no sabía muy bien en qué dirección apuntar, si es que podían estar retenidos, si es que tenían relación con los hechos directamente como presuntos autores. Hay un cierto desconcierto, según cuentan en ámbitos de la propia investigación, al jefe de Interior de COPE.
Al final, lamentablemente, la hipótesis predominante es que el cuerpo presenta los síntomas habituales de un homicidio, es decir, la mujer fue asesinada, aparentemente y presuntamente, a manos de los hijos porque los críos cuando se les echa ya el guante por la Guardia Civil en uno de los parques de la localidad cántabra.
"El hijo mayor admite que ha hecho lo que ha hecho y el menor, que es conocedor, que está un poco al tanto de lo que ha ocurrido, pero en medio de un desconcierto y de un argumento presentado por dos chicos de 13 y 16 años, con lo cual, eso tiene la solvencia que tiene en ese instante".
El cuerpo de Silvia presenta signos de violencia evidente, aseguran las fuentes a COPE. A la altura del cuello hay como punzada que se habría hecho con algún tipo de arma blanca, que se empezó a buscar de manera inmediata por los contenedores de la zona. De momento no ha aparecido, el que sería el arma homicida, por lo que los agentes de criminalística de la Guardia Civil intentan localizarla.
"Eran normales, el mayor más introvertido", dice el sacerdote de su parroquia
Estos chicos de origen ruso eran adoptados y aparentemente no tenían ningún problema como ha contado a COPE, Antonio Arribas, sacerdote de la parroquia en la que la madre era catequista, "pues aparentemente eran niños normales, uno de ellos más así introvertido y el otro más bueno. Yo les sacaba a veces a leer algo en la Misa o lo que fuese porque eran muy dispuestos y los padres encantados".
El párroco sí admite que "algún problemilla tenían, pero claro tampoco se lo hacían ver porque les han tratado como hijos propios; porque veías la apariencia que no eran biológicos, pero, en ningún momento, ninguna apreciación de que son adoptados o hacer manifestaciones de eso, les querían como hijos, como si los hubiesen tenido propios, biológicos".
Al parecer, a lo largo de esta semana, el mayor de los hermanos ha estado especialmente nervioso en el colegio, dicen otras fuentes a COPE que también aseguran que la madre era bastante estricta en su educación y, por ejemplo, tenía un control estricto sobre el acceso al móvil, al ordenado e internet, pero en cualquier caso, una familia normal y con una relación aparentemente normal.
El menor de 13 años, inimputable
El chico mayor, al que se supone autor de los hechos, tiene 16 años y el menor, 13 años, con esa edad inimputable. Ahora será Fiscalía de Menores la que decida qué se puede hacer, qué se debe de hacer, a quién se le puede entregar al niño.
Evidentemente y en primer lugar siempre estaría la familia. Los niños tienen una abuela y será la autoridad pública competente la que tome una decisión una vez tenga el informe de fiscalía, pero al ser inimputable no se le puede atribuir ningún tipo de delito.
Al mayor, sin embargo, sí tendrá un procedimiento dentro de lo que es la legislación específica sobre menores por la que se tiende a proteger al menor, a reeducarle, a redirigirle. No a una sanción como correspondería a un crimen de esta categoría.